La adaptación del trazado actual ‘dinamitaría' el modelo de ciudad

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A esa conclusión unánime llegan el colectivo de arquitectos e ingenieros consultados sobre la posibilidad que deslizó el lunes el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, de guardar en el cajón el tramo de 17,9 kilómetros de circunvalación férrea entre Taboadela y Ourense

Todo lo que no terminase con la construcción de la variante exterior del AVE de Ourense hubiese "dinamitado" el modelo de ciudad que las administraciones pretenden llevar a cabo aprovechando el revulsivo de la alta velocidad. A esa conclusión unánime llegan el colectivo de arquitectos e ingenieros consultados sobre la posibilidad que deslizó el lunes el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, de guardar en el cajón el tramo de 17,9 kilómetros de circunvalación férrea entre Taboadela y Ourense, desmentida por su departamento en la tarde de ayer.

Precisamente, el impulso de ese proyecto, que cuenta con el consenso de todos los sectores de la sociedad ourensana, nació, no solo como la forma de integrar el AVE en la ciudad, sino como el camino para terminar con la fractura que el actual recorrido, construido hace 60 años, ha generado y que tantos problemas causa.

"Sería imposible acabar con esa brecha que nace en Seixalbo y acaba en A Ponte, un error histórico, mantener el trazado actual es  kafkiano, la fractura sería cada vez más grande", explica el presidente del Colegio de Arquitectos, Alberto de Paula, que compara el cambio que puede haber en Ourense con el que hubo al aprovechar las bondades del río Miño: "Vivimos mucho tiempo de espaldas a él y ahora vemos lo que se puede aprovechar, esto es similar", indica.

El aprovechamiento del corredor liberado y la permeabilidad entre los barrios ahora divididos son algunos de las consecuencias que conllevará la construcción de la variante exterior, algo recogido también en el futuro Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), sobre el que también sería necesario actuar en caso de renunciar al tramo de circunvalación.

"Se libera mucho suelo, se resuelven problemas en barrios como el de Peliquín o se potencia la movilidad interior, estaríamos ante una pérdida irreparable sin vuelta atrás", indica el ingeniero José Luis Sousa, que se muestra tajante con los efectos: "Haría retroceder a Ourense 100 años, porque no se podría deshacer".

Transporte de cercanías

En este sentido, Alberto de Paula recuerda que el actual corredor ferroviario permitiría "mejorar la comunicación -habilitando un sistema de transporte de cercanías- con un recorrido lineal, que generaría múltiples negocios a su alrededor, viviendas, otra gran fachada en la ciudad". Su compañero de profesión, Xan Rodríguez, confirma que echar atrás el proyecto hubiese sido "una estocada que multiplicaría" la desconexión entre los barrios.

El sector inmobiliario confirma los perjuicios que hubiese supuesto quedarse sin variante exterior. "Implicaría renunciar a dotaciones, infraestructuras,suelo urbanizable  liberado y condenar a toda una ciudad al ostracismo, potenciaría un brutal impacto económico negativo en las actividades económicas", señalan desde la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias, que entiende que impediría a Ourense "salir del furgón de cola".

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