Adiós a los adosados y a las moles de la periferia

En la ciudad, y también en la provincia, la crisis generalizada acabó con el modelo de los chalés adosados o pareados, el que proliferó en urbanizaciones en las colinas adyacentes a la capital o en la cima de las áreas altas que rodean la urbe de As Burgas, donde se vendían vistas privilegiadas y tranquilidad sin par. Fueron las primeras víctimas de la crisis del ladrillo, cuando sus potenciales compradores, en muchos casos inmigrantes con trabajo en Ourense o menores de 35 años, se quedaron sin trabajo, al tiempo que se cortaba la financiación para adquirirlos. Han tenido que rebajarse a cerca de la mitad de su coste inicial y aún hay muchos que se ofertan, todavía sin éxito.

También se ha ido al traste el modelo de grandes edificios en la periferia de la ciudad, donde se han vendido viviendas pero por un precio muy inferior al inicial. En otros casos, reconocen los constructores, proyectos de grandes torres se han parado, ante la ausencia de demanda.

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