Aforo “difícil" y malestar por el nuevo horario de terrazas en Ourense

El sector del ocio nocturno en Ourense trata de recuperarse tras varios meses de parón en un primer fin de semana postcovid marcado por las medidas de última hora impuestas por el alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, referentes a la restricción del horario en las terrazas hasta las dos de la madrugada durante los viernes, sábados y vísperas de festivo de verano. Lejos de "beneficiar" a los pubs y discotecas–como mantiene el regidor en redes sociales–y lograr el fin de la "concentración de personas", con esta limitación, el sector se muestra unido: "Un auténtico e novo golpe baixo, outra punta no cadaleito da outrora mítica noite ourensá", dicen desde el pub El Patio Andaluz. Para la hostelería ourensana de Vinos es un nuevo "palo en la rueda" que frena la ya de por sí lenta vuelta a la normalidad. Desde la plataforma Véxote nos Viños ven el escenario "preocupante", con locales que ni siquiera han podido levantar aún la persiana. La medida, que también pretendía "el descanso de los vecinos "crispa aún más la relación entre residentes y locales. El botellón ya volvió a zonas como la Praza da Estrela o el parque de la Zapatilla y los responsables de los establecimientos ven que con el nuevo horario, el cliente "se pone a beber en la calle y punto". Indignación en las terrazas Javier González, responsable de O Miudiño, regresó con la sorpresa del nuevo horario para las terrazas. "Es un tema que espanta a la gente. A las 2,00 en punto cerré y poca gente se quiso quedar dentro del local", apunta. Respecto al registro voluntario, la tónica habitual: una medida que cuesta a la clientela. "¿Quién va a querer dejar sus datos? Yo tampoco lo haría. Al final te ponen de nombre Isabel Pantoja o cualquier trapallada". Desde la Plaza Mayor, Nacho Rodríguez, uno de los dueños del café Trampitán, coincide en que el decreto del Concello no se entiende: "¿Cómo estamos? Fatal. Los que vivimos de las terrazas estamos bastante cabreados. Según Jácome, está ayudando a la hostelería, pero es que no sé hasta que punto tiene la autoridad para aprobar estas medidas. Otras ciudades sí que están aportando al sector, por ejemplo cerrando calles a ciertas horas para el uso exclusivo de las terrazas, pero aquí lo único que he visto, ha sido a la policía acercarse a la tarde a advertirnos de que cerremos a la hora". Carlos, uno de los camareros del Trampitán, aporta la visión de cómo viven los clientes esta inusual situación: "La gente está quemadísima, bastante mosqueada. Lo único que quieren es disfrutar de un rato de ocio, y se encuentran con que la policía llega dentro de media hora y cierra las terrazas. Y el que no lo haga, multa, desalojo, y a la próxima, te cierran el negocio. ¿Y dónde se van a meter los que siguen de fiesta?". En el Mery's café-bar, la dueña, María, apuesta por el diálogo, en lugar de buscar una confrontación que no beneficiaría a nadie: "Estamos bien, haremos lo que nos diga el alcalde, pero no me parece del todo correcto, deberían dar un poco más de margen. Tendríamos que llegar a un punto intermedio de entendimiento, y la gente debe tener más conciencia social. Entre todos podemos revertir esta situación". Desde los pubs Las imágenes de la noche del viernes muestran las aglomeraciones de gente para entrar a los pubs, con colas en locales como el Black o La Chica de Ayer, en la rúa da Lúa. "Tuvimos mucha gente, se hace complicado controlar el aforo a las tres de la madrugada cuando te viene todo el mundo. Al final lo que tuve que hacer es de portero, es muy complicado porque la gente te viene en grupos y quiere entrar toda y no puede ser. Hay que respetar el aforo, la gente tiene que entenderlo", explica Serafín Rodríguez, de La Chica de Ayer. Respecto a las medidas voluntarias de registro de los clientes para contactarles en caso de un rebrote, Rodríguez apunta que "nada, cuatro o cinco lo hacen". Desde el pub Sitio, en la calle de la Luna, declaran que estas medidas se han tomado "a destiempo y en el peor momento posible", ya que, cuando el aforo alcanza el máximo permitido, tienen que "estar encima de la gente para que cumplan las medidas", con el problema asociado de las sanciones: "No tiene sentido. Tal y como está la cosa, llegan y te ponen una multa de mil euros, y pierdes toda la caja que habrá en un mes por algo que no deberías controlar sólo tú". La rúa Pizarro, clásica de la marcha ourensana, revive con El Patio Andaluz. Keops, Kaoba, Cock, Symbol o Templo, míticos de la zona, siguen con la persiana bajada hasta que las medidas mejoren. En el caso de las discotecas, desde Luxus ya manifestaron la intención de no abrir hasta 2021. En O Correxidor, el pub Ego, tampoco se une de momento a la marcha ourensana.