La AG-53 en Punxín volvió a ser cortada al tráfico para drenar las laderas y taludes inestables

Las obras obligaron a cortar dos de los cuatro carriles. (Foto: Xesús Fariñas)
La Consellería de Medio Ambiente informó en el mismo día de ayer que a las nueve de la mañana se procedería al corte de uno de los dos carriles de la AG-53, en dirección Santiago, para acometer obras de drenaje y refuerzo a la altura de Punxín.
Los automovilistas se encontraron ayer por la mañana con nuevos cortes en la AG-53, que une Ourense con Santiago. A la altura de Punxín, en el punto kilométrico 84,5, la empresa responsable del mantenimiento del vial cortó los dos carriles en dirección a Santiago, con el objetivo de realizar obras de drenaje y refuerzo de la ladera que el pasado 2 de enero se derrumbó y provocó el corte de la autopista libre de peaje durante diez horas.

La circulación hacia Santiago se canalizó por uno de los dos carriles dirección Ourense, entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde. Estos cortes se prolongarán el tiempo que tarden en ejecutarse las obras. Obras, en otro orden, que fueron ya demandadas por el alcalde de Punxín, Alfredo Cruz Gago, al bipartito cuando se ejecutaba la construcción de este tramo de autopista, y que fueron desoídas.

Tras el desprendimiento producido el pasado día 2, el regidor exigió a la actual Consellería de Medio Ambiente la acometida de obras urgentes que permitiesen sortear los ‘problemas con el agua que hay en esta zona’, y que en su momento ‘no fueron canalizadas’, motivando el grave desprendimiento.

OTRAS INCIDENCIAS

Asfaltado de la A-52 en Taboadela

El Ministerio de Fomento reaccionó a las quejas constantes que se producen como consecuencia del mal estado en el que se halla en algunos de sus tramos la Autovía Rías Baixas. En el día de ayer, comenzaron a ejecutarse obras de mejora del firme a la altura de Taboadela, una de las zonas donde la autovía presenta un mayor grado de deterioro en su firme. El paso del tiempo, la sal para evitar la formación de placas de hielo y, sobre todo, la intensidad circulatoria (una media de 100.000 vehículos diarios) han hecho mella en la A-52. Doce años después de su entrada en funcionamiento, el trazado de más de 200 kilómetros que separan Quins (Melón) del túnel de A Canda (A Mezquita), presenta un firme plagado de grietas y socavones, lo que obliga al continuo tapado de agujeros.



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