El agua del colegio Josefinas, declarada minero-medicinal

Las religiosas descartan un aprovechamiento comercial tras lograr el reconocimiento de la Xunta

Las aguas del manantial del colegio San José de Ourense, el centro docente de las Josefinas, han obtenido, al fin, la declaración de la condición de aguas minero-medicinales por parte de la Consellería de Economía e Industria, según publicaba ayer el Diario Oficial de Galicia. Este reconocimiento, solicitado hace varios años por la Congregación de Siervas de San José en Ourense, conlleva que el manantial que tiene en el colegio esté ahora sujeto a la regulación de aguas minerales, termales y de establecimientos balnearios de Galicia, aunque el centro no tiene intención de explotarlas para venderlas o sacarles rentabilidad económica, según afirman.

En el centro han manifestado su "satisfacción" por este reconocimiento, que llega tras un proceso largo, "igual de unos cuatro o cinco años. Son muchas las pruebas que hubo que hacer y las aguas han pasado el proceso científico" para lograr esa catalogación. En cuanto a un posible uso comercial, desde el colegio han insistido en que "no es esa la finalidad. Sólo queríamos saber que las aguas eran buenas y tenían propiedades. Su uso es particular". De hecho, ya utilizan el manantial para distintos servicios del colegio y de su residencia, como también hacen otros edificios de la zona, que se nutren del acuífero subterráneo de As Burgas. El propio Concello lo usa para el pabellón de Os Remedios, por ejemplo.

El concejal de Termalismo, José Angel Barquero, señalaba que esta concesión no afecta en nada a ningún asunto municipal. "Las monjas tienen un manantial y seguro que llevan años esperando este reconocimiento. Si ellas ahora quisieran explotar este agua o comercializarla de alguna manera tendrían que iniciar el proceso de solicitar autorización a Industria y volver a un proceso largo."

En el Concello no creen, pues, que la declaración repercuta en el aprovechamiento que la administración municipal pretende dar a las valiosas aguas, a través del gran balneario que proyecta en la vieja cárcel.

Las Josefinas se trasladaron en 1938 desde la calle Padre Feijóo a la del Progreso. Cuatro años antes habían llegado a la ciudad procedentes de Trives. El colegio estaba situado, al principio, en una casa de vecinos donde se instalaron de alquiler y, poco a poco, fueron adquiriendo el nuevo, junto con los edificios colindantes, hasta llegar al actual, una edificación de los años 40 del siglo XX que esconde en el subsuelo un valioso conjunto de ruinas romanas y el manantial de agua caliente, parte del acuífero, que surte al edificio para uso particular.

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