TRIBUNALES OURENSE

Alega que le dio “un apretón" junto a un corzo cazado a lazo

El fiscal acusa a dos hombres de un delito contra la fauna y les pide 14 meses de cárcel para cada uno

El fiscal acusa a Bruno F.M. y Gerardo S.B.., ambos aficionados a la caza, de un delito contra la fauna por cazar un corzo con lazos de acero en el Tecor de A Granxa, en Quintela de Leirado. Sustenta la petición de 14 meses de prisión en que fueron identificados por el guarda rural encargado de vigilar el coto, quien a su vez alertó a la Guardia Civil.

El guarda asegura que el 18 de abril del pasado año Bruno F.M. se acercó a uno de los tres lazos en donde estaba un corzo atrapado en estado de descomposición para a continuación hacerle una foto y llamar al otro inculpado, quien acudió al cabo de unos 10 minutos, para que se acercara con un cuchillo o un hacha "porque cayó un corzo" y así "cortarle la cabeza". Gerardo S. atendió el reclamo, pero no llevaba consigo un cuchillo sino un cúter de los que empleaba en su trabajo.

No obstante, los encausados, quienes estaban realizando obras de ampliación en una granja próxima, niegan que hubieran atentado contra la fauna. El primero asegura que, en un descanso, salió a dar un paseo y buscó un lugar apartado porque le entró un apretón. De esta forma, justificó su presencia en el lugar donde estaba la pieza abatida de forma ilegal.
Para el fiscal, estas explicaciones no tienen sentido. Resaltó el hecho de que el guarda nunca vio a ninguno de los 207 trabajadores de la granja ir al baño en el lugar donde aparecieron tres lazos. A su entender, aunque no hay prueba directa contra ellos, "sí muchísimos indicios".
El representante del ministerio público reclamó una pena de 14 meses de prisión para cada uno de ellos y una multa de 16 meses a razón de seis euros por un delito contra la fauna.
El letrado de Bruno F.M. planteó que el lugar donde aparecieron los lazos es frecuentado por cazadores y que los inculpados sólo son trabajadores. Su presencia en el lugar se debe a una "simple casualidad". "Mi cliente halló la pieza pero no puso los lazos; es algo que no quedó acreditado", enfatizó.  También destacó el hecho de que la carne del animal no servía para comer.

Por su parte, la letrada de Gerardo S.B. apeló a la presunción de inocencia. "No estamos ante indicios sólidos sino ante conjeturas o sospechas que de tenerse en cuenta vulnerarían el principio de presunción de inocencia", expuso. Asimismo, se preguntó en voz alta el interés que tendría su cliente en comer carne de corzo en esas condiciones cuando el cupo que tiene como cazador le permite otras opciones. Por contra, según su versión, en las proximidades había una granja porcina a la que podría no interesarle que los jabalíes, abundantes en esa zona, se aproximaran a sus instalaciones. 

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