Obituario | Alfonso Villagómez Rodil, un juez progresista e ilustrado

Ha fallecido en Ferrol, a los 88 años, el magistrado ourensano Alfonso Villagómez Rodil, un destacado profesional de la Magistratura, de talante progresista que militó en Justicia Democrática, un movimiento que durante el franquismo contribuyó a ir conquistando espacios de libertad en el entonces hermético mundo de la Judicatura. Comprometido desde muy joven con el galleguismo cultural, fue un juez ilustrado que a lo largo de su vida cultivó con pasión la literatura como poeta y narrador. Casado con Carmen Cebrián, Alfonso Villagómez tuvo cuatro hijos, todos nacidos en Galicia, entre ellos Alfonso, también magistrado. Villagómez Rodil había nacido en 1932 en A Rúa. Ingresó en la carrera judicial con solo 22 años, lo que le convirtió en su día en el juez más joven de la judicatura española. Empezó su larga y brillante trayectoria judicial como juez de Primera Instancia e Instrucción en las localidades ourensanas de Póboa de Trives y Verín. Durante ese periodo diseñó un Mapa Judicial adaptado a las peculiaridades de la estructura territorial de Galicia, que bueno sería que se tuviera en cuenta si algún día se acomete la todavía pendiente nueva Ley de Planta y Demarcación, que supere de una vez la artificiosa división provincial . Después de ejercer algunos años en Andalucía, en 1970 ascendió a la categoría de magistrado. Su primer destino fue Lérida, desde donde hizo el camino de vuelta a tierras andaluzas para presidir la Audiencia Provincial de Huelva. A finales de los años setenta desembarcó en Compostela, donde desarrollaría una intensa actividad, no solo jurisdiccional, como juez decano, sino también docente y literaria. Dio clases en la Facultad de Derecho en la universidad compostelana, todo ello sin descuidar su faceta y su pasión por la literatura. A lo largo de su trayectoria cultivó la poesía y la narración, incluso en lengua gallega. De hecho su nombre figura en alguna antología de narradores españoles contemporáneos y en la Enciclopedia Gallega. En 1985 es nombrado magistrado en la Audiencia Provincial de Madrid. En esa condición, le correspondió presidir el primer ensayo de una vista con tribunal del jurado que se celebraba en España desde la Segunda República. Un año después accedería a la presidencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, con categoría de magistrado del Tribunal Supremo. Ya en 1989, en el tramo final de su carrera, fue destinado a la Sala Primera del Supremo y posteriormente a otras salas de ese órgano judicial, donde le tocó decidir sobre la ilegalización de Herri Batasuna. También puso de manifiesto en esa etapa de su condición de experto en Derecho Civil y Derecho Procesal. Estaba Villagómez Rodil en posesión de múltiples distinciones por su labor profesional, entre ellas el Premio Montero Ríos, que le otorgaron en 2005 sus colegas los juristas “madrigallegos”.