ENTREVISTA

Angélica Ferro: “La ciudad tiene que responder a las necesidades de los viandantes"

Ourense. 14-01-2015.Angélica Ferro. presidenta de PAT. Paz
photo_camera Angélica Ferro, el viernes en un paso de peatones.

La próxima mesa de  movilidad en Ourense, abordará una única cuestión: poner sobre la mesa las medidas de prevención para reducir las cifras de los atropellos

La próxima mesa de  movilidad en Ourense, que contará con la presencia de administraciones y colectivos relacionados con los accidentes de tráfico, abordará una única cuestión: poner sobre la mesa las medidas de prevención para reducir las cifras de los atropellos. En representación de la Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico, P(A)T, asistirá su presidenta en Galicia, Angélica Ferro.

Dice la Policía Local que solo uno de los 55 atropellos en 2015  fue causado por exceso de velocidad. Sin embargo, en la calle, el comentario más sonado tiene que ver, precisamente, con este factor.
La alarma social que se está creando tiende un poco a la necesidad de buscar un culpable. En este caso, al comparar la debilidad de un peatón frente a la fuerza que tiene un coche, hace que nos lleve a pensar que la culpa es del vehículo. Pero, realmente, si la pregunta se gira para preguntar al peatón sobre sus hábitos de comportamiento en las vías, reconocen que no cruzan por el lugar adecuado y ni en las condiciones que debería hacerlo. Como en todos los conflictos, tendemos a buscar el origen en lo que está más ajeno a nosotros.

En esa línea, los conductores responsabilizan a los peatones.
Sí, sobre todo a la gente mayor, que coincide con el perfil del accidentado que nos estamos encontrando estos días en la ciudad. Y en ello influye mucho el hábito adquirido. Si yo cruzo todos los días por el mismo lugar, al final acabo haciéndolo cada vez más confiada y con menos precaución. También se pasan por alto las capacidades y condiciones de cada uno. Cuando somos peatones nos molesta mucho la actuación de los conductores y viceversa. Y, al final, la responsabilidad no deja de ser compartida.

El Concello descarta ampliar la conocida como zona 30, tan reclamada por los colectivos vecinales.
Evidentemente, la zona 30 resulta una herramienta estupenda para pacificar el tráfico, pero solo en ciertas zonas. No se puede establecer esta medida como café para todos. Cada cambio en la movilidad tiene que venir precedido de un estudio específico de esa zona. Por ejemplo, Seixalbo se prestaba perfectamente para la reducción de velocidad y de ahí surgió nuestra iniciativa para implementarla. En movilidad se diferencian las zonas de estar con las zonas de pasar. Estas últimas necesitan una velocidad más elevada, que no está en contraposición a pacificar el tráfico, pero necesita otros elementos diferentes. Desde PAT, abogamos por la pacificación en todas las zonas, pero la alerta social que hay no nos puede llevar a tomar decisiones precipitadas, porque son permanentes. En Marcelo Macías, para nosotros sería una aberración la colocación de pasos elevados. Es una buena herramienta, pero esta calle es la principal vía de entrada de los vehículos sanitarios a Ourense. Ahí la medida pasaría por colocar un radar.

¿Por dónde vendrían las soluciones?
Las medidas tienen que venir siempre en paquete. Hay que buscar un conjunto que tiene que tener una base educativa y pedagógica muy fuerte. Esa es nuestra principal demanda. Ha pasado un largo periodo de tiempo en el que no hemos hecho prevención y ahora nos encontramos con esta situación. El trabajado educativo tiene que ser un trabajo permanente y de fondo. Y no solo hacia los niños sino, sobre todo, hacia adultos. Hablamos de comportamiento, que solo se modifica con educación. A partir de ahí, tendrían que aparecer las medidas de cambio en la vía y también sancionadoras, que deberían implementarse en último lugar pero, llegados a una situación problemática, también tienen que apoyar. Es como un abanico. Una medida por sí sola nunca jamás solucionará la situación.

¿Qué ocurre con los conductores? Los malos hábitos no se aprenden en las autoescuelas…
Exacto. Hablamos de todos los sujetos que participan en la vía y todo tiene que caminar en el mismo sentido. En muchos foros de seguridad vial se habla de que no existe la educación vial sino que se trata de educación. Yo estoy de acuerdo. Si eres solidario, lo eres en tu casa y lo eres cuando tienes que ceder el paso. Es una cuestión de valores y respeto mutuo que tiene que estar presente en las dos partes. Al fin y al cabo, todos los conductores también son peatones. Falta la verdadera cultura de la seguridad vial, que es lo que hay en otros países, donde la propia sociedad rechaza comportamientos agresivos, como un adelantamiento inadecuado o un cruce por un lugar no hablitado. Aquí, a veces, nos encontramos con la situación contraria. El que hace la mayor cafrada es el que más gracia nos hace y no está reprochado.

Anunció el Concello partidas para la instalación de pasos elevados o mejora de la señalización, entre otras. ¿Es necesaria una puesta a punto del entramado urbano?
En algunos casos sí. Lo que pasa es que no se puede generalizar. No se puede plagar la ciudad de pasos elevados, por ejemplo. Una sola medida no puede ser entendida como criterio único, sino que hay que partir de un análisis y diagnóstico de cada zona. Habrá pasos de peatones que lo único que necesitan es la instalación de sistemas de iluminación. Otros que siguen teniendo barreras arquitectónicas y que hay que ir eliminando poco a poco. Y un largo etcétera. Evidentemente, habrá que seguir un sistema de prioridades; es decir, que hay zonas que requieren medidas más urgentes, los puntos que se han convertido en casi negros en la ciudad. Para ello hace falta presupuesto, en el que no debemos olvidar incluir medidas educativas. Cuando no le damos valor a algo, no se realiza.

¿Y la reestructuración?
Claro que sí. El diseño de nuestra ciudad tiene que responder a las necesidades de los peatones y acabar con las vacas sagradas, que son los coches dentro del casco urbano porque en una ciudad como la nuestra la preferencia debe ser para el peatón porque a pie puedes llegar a todos lados. Pero claro, esto tiene que venir acompañado de un buen sistema de transporte urbano, que también tiene que revisarse para que los vecinos puedan satisfacer sus necesidades en un solo autobús. Cuando el mantenimiento de las vías no responde a necesidades, el comportamiento camina hacia lo más cómodo posible.

El Concello planteará en la mesa de movilidad la instalación de radares. ¿Llega tarde con esta medida?
Creemos que sí. De hecho, somos la última capital de provincia de España que todavía no tiene un radar fijo en el núcleo urbano. Quizás sea una medida que moleste a los ciudadanos, pero es una forma de disuadir el comportamiento problemático que pueda haber en determinados puntos o zonas sin causar otro tipo de perjuicios. No hay que tener miedo a los radares. Están perfectamente anunciados. 

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