Dos años de prisión por un botellazo en la zona de Vinos de Ourense

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La jueza repara en la gravedad de la agresión y advierte que pudo tener “fatales consecuencias”

Alberto M.N. fue condenado a dos años de cárcel por una agresión en la zona de Vinos de la ciudad. Ocurrió a las 05,15 horas del 17 de octubre de 2021. No estaba solo sino con un grupo de personas que no pudieron ser identificadas cuando se acercó a la víctima para romperle una botella en la cabeza. Las heridas en el pómulo izquierdo y la oreja le dejaron secuelas: cuatro cicatrices. El delito de lesiones por el que fue sentenciado añade la prohibición de aproximarse a la víctima durante cuatro años, con una distancia de seguridad de 200 metros, y una indemnización de 3.500 euros

La jueza desacredita la versión del inculpado, quien durante el juicio aseguró que tan siquiera había salido esa noche. Pero, dice la magistrada, la versión del denunciante “se presenta plenamente corroborada por datos objetivos periféricos”. Mantuvo en todo momento la versión de que el acusado fue la persona que le ocasionó las lesiones por las que recibió atención médica. Lo conocía previamente porque trabajaba en un pub y el agresor era cliente.

Según explicó en el juicio, tuvo un incidente previo con dos personas que se habían acercado a él para increparlo. Esas personas se fueron y posteriormente cuando estaba hablando con unos amigos, sentado en la puerta de una iglesia, ya vio venir a unos cinco individuos. Uno de ellos le agredió con una botella rota de Estrella Galicia que llevaba en la mano. Sin mediar explicación, lo golpeó. El lesionado desde un primer momento ofreció las características del denunciado: un joven bajito, delgado, con cara de niño y camiseta blanca, además de decir que lo conocía como “Moreda”.

La jueza repara en las consecuencias fatales que pudo tener el botellazo “si el corte llega a producirse más próximo al ojo o incluso al cuello”.  “No concebimos que siendo el denunciante objeto de una agresión tan grave decida achacársela falsamente a quien nada ha tenido que ver, dejando impune al verdadero autor de los hechos”. La sentencia condenatoria también sopesa la importancia del testigo que acreditó que Alberto fue la persona que protagonizó la agresión.

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