Educar fuera de los estereotipos asignados a niños y niñas no es tarea fácil, pero tampoco imposible. El Espazo Coeduca comenzó ayer sus actividades de verano con un grupo de 30 niñas y niños.
No es una ludoteca al uso, no es un espacio donde simplemente las niñas y los niños disfrutan de unos juegos para aprovechar su tiempo de ocio; no es una pequeña guardería para conciliar, o quizás es todo eso a la vez pero dando un paso más allá. El Espazo Coeduca trabaja con la gestión de las emociones ligadas a la igualdad, con un objetivo definido y muy claro: que sientan que el hecho de ser mujeres u hombres tiene la misma importancia.
Ayer iniciaron esta aventura 30 participantes de entre cuatro y 10 años, divididos en dos grupos de 15, que, en agosto, se renovarán. En total, 19 niñas y 11 niños, aunque, según explicó Berta Vega, coordinadora de esta iniciativa que se desarrolla en el Centro de Información de la Mujer, "no es significativo de nada, habitualmente el número es muy similar e incluso ha habido grupos con más niños que niñas".
Los padres y las madres que deciden inscribir a los más pequeños en esta actividad tienen muy claro cuál es el fin específico de la misma. "Hacemos unas entrevistas previas para que conozcan bien el programa, y tengan claro que no es una ludoteca. Además, también hacemos alguna actividad con ellos para concienciar sobre los estereotipos que, inconscientemente, pueden trasmitir", asevera Berta Vega.
Y así es. Previamente al inicio ayer del primer día de esta actividad, y a la entrada de la sala donde se puede ver una cocina y materiales de carpintería de juguete, un padre le decía a su hija: "Mira, qué cocina más bonita. Cocina algo", a lo que la niña respondía divertida: "Mejor te hago un café". Simplemente un reflejo de la cotidianedad. Ninguno de ellos pensó en jugar a ser carpintero. Aunque después de participar en este espazo, seguro que el inconsciente algo cambia.
Dispuestos en círculo, aún con la timidez del primer día, y sin conocerse entre ellos, los 15 participantes atendieron las indicaciones de las monitoras y recibieron la visita del alcalde, Jesús Vázquez, y la concejala de Igualdad, Sofía Godoy. Desde ayer, y tres días por semana, danzarán para divertirse y expresarse; trabajarán el conocimiento del espacio; aprenderán a tener alta su autoestima; sabrán cómo relacionarse con los iguales y también con su entorno. Aprenderán, sin duda, a que cualquiera puede jugar a lo que quiera: a ser bombera, cocinero, carpintera, enfermero o padre, sin que importe ser niña o niño. Aunque, y como asegura Berta Vega, "lo que podemos hacer aquí no es mucho tiempo, sería ideal que esta educación estuviera reglada". Sin duda, lo sería.
