La jueza dice que no aparece debidamente justificada la perpetración del delito
La jueza sustituta de Instrucción 2, Mónica Fernández, acordó archivar la querella presentada por un vecino de Barcelona, Jaime Vilardell Prats, contra su propio padre adoptivo. El denunciante aseguraba que su adopción en Ourense, cuando nació en 1972, había sido irregular ya que a su madre biológica le habían dicho que su bebé había muerto. También esgrimía que en el proceso no intervino ninguna entidad pública y responsabilizaba al entonces capellán del hospital, Arturo Iglesias, de ejercer de mediador.
No obstante, casi un año después de haberse admitido a trámite la denuncia, la jueza, previo informe de la fiscalía reclamando el sobreseimiento del caso, acordó archivar el procedimiento al considerar que "no aparece debidamente justificada la perpetración del delito que motivó la formación de la causa". Por este caso, declaró en calidad e imputado Jaume V.M., el padre adoptivo del denunciante, pero no hay pruebas que permitan atribuirle un delito de adopción ilegal, detención ilegal o falsificación de documentos, tal como sostenía su propio hijo.
El denunciado sostuvo siempre que tanto él como su esposa habían seguido el proceso legal que había en los años 70, en el cual las autoridades administrativas quedaban al margen del proceso. Este sistema cambió sustancialmente a raíz de la aprobación de la Constitución de 1978, ya que no siempre prevalecía el interés del menor.
El abogado del denunciado, José Manuel Alcaide, aseguró a este diario que con el archivo de la causa se hacen valer las razones dadas en su día por el padre adoptivo: "Una presunta vendeta del hijo con finalidades torticeras y desleales". A su juicio, las cartas halladas en la casa paterna de Barcelona, en las que el capellán habla de la falta de niños -"agua dulce"- para dar en adopción u otras misivas con referencia a entregas de dinero, "fueron tergiversadas en su contexto". Según aseguró el letrado a lo largo de la instrucción, se trata de cartas "sinceras, familiares y de apostolado y confianza con los padres adoptantes".
La madre biológica declaró en calidad de testigo pero apenas arrojó luz con muchas lagunas de memoria. En su comparecencia, llegó a decir que no se acordaba de lo que le dijeron tras dar a luz. Para el letrado de la defensa, "no recordar esto una persona con capacidad normal no resulta ni creíble ni de recibo ético", teniendo en cuenta algo tan importante en la vida de una madre.
