Una vivienda unifamiliar o un piso en comunidad de los de toda la vida. Las dos posibilidades tienen pros y contras, el arquitecto Rafael Castro las desmenuza.
Más allá de lo obvio, ¿cuáles son las diferencias?
Lo primero es cómo lo enfocas, en este aspecto las vistas tienen una importancia decisiva. Cada piso tiene una orientación, que permite más o menos entrada de luz. Además, si tiene orientación sur es más caluroso, aquella de que en un ático pasas mucho ya no es así hoy en día. Antiguamente, en el ático vivian los más desfavorecidos, la primera y la segunda planta era para los pudientes. En un proyecto unifamiliar dependes mucho de la parcela y de cómo la enfoques y aquí también la luz solar cobra un papel fundamental. Ahora, la construcción en sí de un piso con tres dormitorios y dos baños y una vivienda unifamiliar es muy similar, digamos que la diferencia es que en la uni dialogan interior y exterior.
¿Qué prefiere la gente?
Los hay que quieren un piso por encima de todo, son urbanitas, les gusta tener una cafetería al lado de casa. Para una unifamiliar necesitas unas posibilidades que muchas veces es complicado encontrar cerca de la ciudad. Te tiene que gustar. En este sentido, compaginar la vida urbana con la rural siempre me ha parecido una buena idea.
El covid tuvo mucho que ver, ¿no?
Hubo un boom por las viviendas unifamiliares, en los últimos años se han hecho muchos proyectos. Ahora ha habido un pequeño freno, primero por la inflación y después por la subida de los intereses. Un proyecto de vivienda es un proyecto de vida, no se hace en quince días. Luego está la licencia y finalmente acercarse al banco. Es la realidad.
¿Usted que prefiere?
A mí me encantaría una vivienda unifamiliar, pero es complicado, más allá del coste. Tener dinero no significa decantarte por esta opción, puedes vivir en un ático de trescientos metros cuadrados. Lo primero es dónde haces la casa, la parcela supone el cincuenta por ciento del camino. Y que te guste, no es lo mismo plantearme ir a vivir a un pueblo que si ya eres de un pueblo. Yo prefiero la unifamiliar, sobre todo ahora que llega la primavera, no es lo mismo una cerveza en un jardín que en un balcón.
La insonorización, ¡menudo problema!
En los últimos diez, doce años, la normativa se ha endurecido mucho. Una queja recurrente es que en los pisos se escucha todo, que las paredes son de papel. Hemos mejorado, un edificio del 2022 nada tiene que ver con uno de unos cuantos años atrás. El problema es que la gran mayoría del parque ourensano es muy antiguo, se han hecho muy pocos edificios en los diez últimos años. Luego está también el constructor, si quiere cuidar la acústica o lo que quiere es vender pisos rápidamente.
¿Se construyen buenos pisos?
Nuestra edificación no es mala, Galicia es de los mejores sitios de España a la hora de construir una vivienda. Pecamos en el diseño, lo considero flojo, cuesta que el promotor deja libertad al arquitecto. Las unifamiliares siempre han sido muy tradicionales, un, dos, tres. Poco a poco va cambiando la mentalidad, la gente empieza a apreciar el diseño.
Los principales problemas de la arquitectura actual son…
El primero un exceso de normativa, sin duda. Eso es algo que te limita muchísimo a la hora de innovar. Luego está la tardanza a la hora de facilitar las licencias, a muchos promotores es algo que les echa para atrás. Y muy importante también la inflación, los precios oscilan tanto que se está dejando de dar presupuestos. Y lo que ha acabado de rematar es la subida de los tipos de interés, en muy poco tiempo hemos pasado de un euribor negativo a uno que roza el cuatro por ciento.
