Historias de un sentimental

Aquellos arriesgados bañistas en zonas peligrosas del río Miño

Bañistas en el Miño en los años 60.
photo_camera Bañistas en el Miño en los años 60.
El tramo que tiene el triste récord de haberse llevado más vidas es el situado entre el puente viejo y el nuevo

En aquel lejano tiempo, los años sesenta, nos habíamos acostumbrado a que cada verano el río Miño se cobrara una o dos vidas en el tramo entre puentes y/o en la zona conocida como Peña de Francia y el coiñal, en las márgenes derecha e izquierda del curso del río en las proximidades del viaducto del ferrocarril. Pese a ello, los rapaces de aquel tiempo nos bañábamos en esa zona como parte habitual de nuestras vidas.

¿Era el río Miño en esa zona un río peligroso? ¿Lo sigue siendo? No tengan la menor duda, remolinos, corrientes y pozas eran frecuentes. Las modificaciones en la orografía de esa zona, especialmente en la margen izquierda, es decir, donde estaba el coiñal en la corriente del río hacia el mar.

Las viejas fotos que los chavales de aquel tiempo guardamos ufanos en las riberas del Miño reflejan que sus aguas eran parte habitual para nuestro asueto. Cierto que nunca conocí a ninguno de mis compañeros de correrías que no supiera nadar y que solíamos bañarnos en grupo, de modo que llegado el caso siempre nos podíamos echar una mano uno a otro, y bien es cierto que nos las echábamos.

Recordando ahora aquellos días en estas crónicas sentimentales vuelve el recuerdo de algunos queridos amigos cuya vida se llevó el río, pero esa evidencia nunca nos arredró a seguir bañándonos en sus aguas y cruzando de orilla a orilla. Hace tiempo que no he vuelto por aquella zona de la Peña de Francia y recuerdo que estaba muy cambiada, pues si mi memoria no falla en aquel lugar quedaban los restos de un viejo molino, con su caneiro.

Esta zona del Miño ha sido una de las más descuidadas y abandonadas del río, en el año 2003 tanto en las orillas como en las rocas aparecieron unas manchas de grasa y aceite, mal recuerdo del atentado que durante años perpetraron los depósitos de RENFE que vertían al río restos de hidrocarburos y aceites que dejaban en el río una estela de contaminación y suciedad.

De todos modos, siendo ésta una zona peligrosa, el tramo que tiene el triste récord de haberse llevado más vidas es la situada entre el puente viejo y el nuevo, del que algunos arriesgados usaban como trampolín para lanzarse a las aguas.

Ese tramo del Miño tenía también su ángel de la guarda, el atlético y buen muchacho conocido como “Toñito patata”, querido por todos, que era uno de los mejores nadadores que he conocido.

No sé yo si los chavales de ahora se siguen bañando en esa zona como hacíamos los hoy setentones como yo. Varios amigos de aquel tiempo nos hemos prometido que uno de estos veranos vamos a volver por allí. Lo de bañarnos es otro cantar. Pero nuestra adolescencia y primera juventud sigue rampando en el recuerdo por aquella zona, donde tanto disfrutamos.

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