Como cada semana, la mujer que limpia las viviendas del edificio número 35 de la avenida de Castilla en Verín acudió al inmueble, pero ayer se encontró con una sorpresa. Nada más entrar se topó con las tres puertas de los pisos forzadas y todo revuelto. Tal fue el susto que la vecina, sin asomarse a los apartamentos, avisó a la policía pensando que aún podría haber alguien dentro.
Este edificio de tres pisos está deshabitado habitualmente. El dueño del primero vive en Barcelona y lleva años sin acudir a su propiedad -donde no había muchas cosas de valor-, mientras que los pisos restantes son del mismo dueño, quien no suele residir en el inmueble. Fueron los agentes quienes avisaron a los dueños de lo ocurrido, que tendrán que valorar los daños y cuantificar el importe de todo lo que se llevaron, además de los gastos que supondrá arreglar las cerraduras forzadas y los destrozos.
En un primer momento, se detectó que los ladrones se llevaron todas las joyas que había en los inmuebles -por la facilidad de salir del edificio sin llamar la atención-, dejando en el interior abrigos de marca y objetos de decoración de valor. También se desconoce el momento exacto de la sustracción, ya que al no residir diariamente nadie en el inmueble los delincuentes pudieron acceder en cualquier momento los últimos días.
Al lugar de lo ocurrido se acercaron agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local, además de la Policía Judicial, quienes investigan los hechos para dar con los responsables de lo que pasó dentro del 35 de la avenida de Castilla.
El ladrón profesional provoca menos daños en las cerraduras
Los investigadores creen que en este asalto participaron más de una persona, aunque en principio parece que no es obra de un grupo itinerante, más especializados en la comisión de robos en domicilios. Las bandas que se mueven entre provincias y que están más especializadas suelen causar pocos destrozos en las cerraduras, lo que dificulta la detección de los robos hasta la llegada de los moradores. Para abrir las puertas utilizan técnicas como el bumping (se introduce una llave que se golpea posteriormente para hacer saltar los pistones de la cerradura) o bien el ganzuado, el método clásico utilizado por los cerrajeros. Los clanes georgianos, según fuentes policiales, son verdaderos expertos.
Las bandas especializadas suelen llevar a cabo un marcado previo de las puertas de los objetivos seleccionados. Colocan entre el marco y ka puerta un cordón adhesivo (tipo pegamento) o testigos de plástico transparente o papel que se desprende cuando los inquilinos abren las puertas. Si los marcadores continúan en su sito, evidencia que las casas están vacías. La última vez que se tuvo constancia de estos grupos en la provincia fue el pasado verano en la ciudad.
El pasado año los robos en domicilios aumentaron un 24% en la provincia, según los datos publicados por el Ministerio del Interior, con respecto a 2020, un periodo con menos denuncias por el confinamiento de la pandemia. En total, 319 asaltos de los que 143 fueron en la ciudad.
