CRIMEN ISABEL FUENTES

Aniceto Rodríguez quiso matar a su esposa en Pazos: ‘Cousas da cabeza'

En la reconstrucción de la agresión en la casa familiar dijo que sufrió un momento de locura y por eso planeó la idea del robo

Aniceto Rodríguez Caneiro (77 años) regresó a las 9,30 horas de ayer a la vivienda de Pazos (Verín) en la que convivió con su esposa, Isabel Fuentes (66 años), a quien dio muerte el 8 de mayo de 2015 en el CHUO. Y ante un maniquí con peluca rubia que simulaba ser su mujer y manchas de kétchup en el suelo que pretendían ser sangre, confesó. Respuestas cortas y vacilantes. Más categóricas ante la insistencia del fiscal y la acusación particular de forma que el condicional ("sería")  se convertía  en pretérito ("fui").

Aseguró que ya el 2 de abril intentó matar con un martillo a su mujer cuando esta, sobre las doce y media de la noche, estaba viendo la televisión en el salón de una casa de planta de baja propiedad de la víctima. El resto de detalles quedaron en la nebulosa de un cerebro aún afectado por el ictus que sufrió tras el asesinato consumado de mayo.
Aniceto Rodríguez ayer ya no intentó convencer de lo contrario a los mismos agentes que lo creyeron autor de la agresión en Pazos. En ese momento, encajó el ataque a su mujer en una historia de ladrones que asaltan casas durante la noche. Pero los detalles no cuadraban y se convirtió en sospechoso de la Guardia Civil, aunque no de la jueza que asumió el caso en un primer momento (ya cambió de destino) y no consideró conveniente darle protección a la víctima, tal como había pedido la Guardia Civil.

La reconstrucción de la tentativa de homicidio comenzó ayer por la habitación conyugal. La Guardia Civil presentó la cama tal como se la encontró el día de los hechos: abierta pero sin deshacer (según la primera versión del investigado, dormía cuando agredieron a su mujer). Pero Aniceto no recordó.

Posteriormente, pasaron al lugar en donde Isabel Fuentes estaba viendo la televisión, una especie de cocina americana con comedor. Comenzó dando la razón a quienes le acusan -"sería así, sería"- para posteriormente reconocer, ante el maniquí recostado en el sofá y el fiscal, que se encargó de representar los golpes en la cabeza de la víctima con el martillo, que había sido él quien la atacó. Ahora bien,no pudo precisar cuántos golpes.

Las lagunas de memoria le impidieron dar explicación al atrezo utilizado para simular el robo: los cristales rotos de la puerta desde dentro, el macetero desparramado en el suelo, los cajones abiertos, el bolso de la víctima tirado...

Rodríguez Caneiro también dio una explicación de por qué lo hizo, dando entrada a una posible enajenación, y por qué mintió a posteriori simulando un robo en su propia casa. "Loucuras, cousas que se meten na cabeza", aseguró. También añadió que quería irse "cando a ela", aunque en esa ocasión no intentó autolesionarse, tal como hizo en el CHUO tras matar con un cuchillo a Fuentes.

La letrada de la acusación particular, Beatriz Seijo, valoró la actitud "colaboradora" del investigado a pesar de sus "limitaciones físicas tras el accidente cerebro vascular". El abogado de la defensa, Jorge Temes, está pendiente de informes médicos de los forenses de Ourense con los que acreditar el estado mental de Aniceto Rodríguez en el momento posterior, pero también anterior, a los hechos. "Si no tenía ningún motivo para hacer lo que hizo, y nadie se lo explica, es conveniente ahondar en el porqué".

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