ENTREVISTA | 20 AÑOS DEL ESPÍRITU DE ERMUA

Aurelio Garrido, tío de Miguel Ángel Blanco: "ETA está vencida, pero rematada no"

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photo_camera Aurelio Garrido, tío materno de Miguel Ángel, en Faramontaos.

El tío materno del edil del PP asesinado por ETA  recibe a los numerosos medios de comunicación que estos días se hacen eco del 20 aniversario

La tranquilidad que caracteriza la aldea ourensana de Faramontaos, en el Concello de A Merca, se ha visto interrumpida estos días por un ir y venir de vehículos que discurren hasta el cementerio parroquial. Allí descansan desde el año 2007 los restos de Miguel Ángel Blanco Garrido, el joven concejal del PP asesinado en 1997 por ETA después de ser secuestrado por la banda terrorista. Y es allí también donde su tío materno, Aurelio Garrido, recibe a los numerosos medios de comunicación que estos días se hacen eco del 20 aniversario.

¿Cómo se encuentra la familia?
Bueno, estos días no son fáciles pero nosotros no queremos que se borre su recuerdo y por eso tratamos de colaborar en todo lo posible. Aunque, ahora te vienen todos los recuerdos de golpe... Miguel Ángel era un chico muy querido, venía mucho por aquí. Como tuviera un puente de tres o cuatro días, aquí estaba. Llegaba Semana Santa, y aquí venía. Tenía muchos amigos y con nosotros se llevaba bien. Tenía una prima de su edad y, eran como hermanos, siempre decía "esto es vivir".  Mi hermana y mi cuñado... Ellos morirán con eso. Pasen los años que pasen, lo que pasó aquellos días de julio los va minando poco a poco cada día. Nos pasa a nosotros, que somos tíos, ¡dime tú a los padres! Desde entonces, pienso que para ellos nunca más fueron buenos tiempos ni nada parecido. 

¿Tienen pensado venir a los actos de aniversario previstos para este domingo?
No. María del Mar (la hermana) lleva ya dos años sin venir aquí y, que yo sepa, tampoco vendrá el domingo. Sus padres aún estuvieron aquí el verano pasado, pero este año ya no creo que vengan. Él (por Miguel, el padre) está bastante fastidiado y no puede viajar. Viven en Vitoria, a donde se mudaron al poco tiempo de aquello. En Ermua había muy malos recuerdos, no por la gente de allí, pero lo pasaban mal. Además, el fin de semana iban al cementerio y se encontraban con que había pintadas, ¡hasta rompieron la lápida! Fue entonces, hará ya diez años, cuando decidimos traerlo para aquí. Nosotros vivimos al lado y venimos casi cada día, que si le traemos unas flores, que si limpiamos la sepultura, que si le rezamos un Padre Nuestro... Al estar aquí, parece que estás hablando con él, lo sientes más cerca.

¿Qué recuerdo tiene de aquellos días?
Nosotros nos enteramos casi en el momento. Nos llamaron para avisarnos de todo. Fueron 48 horas muy, muy negras. Teníamos un negocio en Ourense y nos iban informando, hasta que llegó lo peor y arrancamos para allí. Pero mi hija sí, ya desde un primer momento marchó para Ermua. Eran como hermanos. Llegó a verle con vida y apretarle de la mano... 

A la vista de las movilizaciones que hubo en todas partes, ¿tenían esperanza de que apareciera con vida?
Sí. Teníamos esperanza porque pensábamos que si fuera un político importante, pero un pobre rapaz que entró ahí para ayudar a sus vecinos... Estuvo aquí en Semana Santa y mi señora le preguntó si tenía miedo  y él le dijo “yo no tengo miedo porque no me llevo mal con nadie, ni tengo enemigos". Pero ese mes de julio fue cuando apareció Ortega Lara y tenían que buscar algo para vengarse. Fueron a por lo más fácil.
 

Con todo, el asesinato de Miguel Ángel Blanco marcó un antes y un después en la sociedad vasca y también supuso un duro golpe para la banda terrorista.
Hombre, nosotros estábamos deseando que ETA se terminara. Ahora creo que está vencida pero rematada no. Porque siempre queda algo, pero es cierto que supuso un antes y un después en la sociedad vasca. Todo el pueblo vasco hizo mucho, salió a la calle en movilización. Estamos muy agradecidos porque toda España se volcó con nosotros, y también desde Latinoamérica, desde Italia, Francia o Alemania. Estos días estamos un poco mal, pero vemos que algo bueno supuso para el País Vasco.

Aquí en A Merca, además de la escultura existente, se habló de la posibilidad de crear un gran parque en su honor ¿en qué quedó todo aquello?
Era para hacerlo en un monte que tenemos de 4.000 metros por encima del pueblo. Les dije que adelante, que yo lo regalaba, y en aquel momento ya fueron las máquinas, excavaron e hicieron las bases, pero no hay nada más. Vino la crisis y ya nada se supo. Yo no sé en qué quedará eso.

¿Cree que con los años se han olvidado de quién era Miguel Ángel Blanco?
Yo le digo una cosa, la juventud sabe quién es Miguel Ángel Blanco. Nosotros estamos aquí y vemos como viene gente de toda España a traer flores a la sepultura y le dejan mensajes contando su procedencia. Y el 90% es gente joven que quiere saber dónde está Miguel Ángel Blanco. 

¿Cómo les gustaría que fuera recordado?
Como lo que fue, un joven que quiso luchar por conseguir una sociedad mejor. Él nunca desconfió de nadie, porque si lo hubiera hecho, quizás no se hubiera metido ahí. 

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