Este es uno de los veranos más esperados por todo lo que supuso la pandemia, y también será uno de los más caros. La inflación suma ya en la provincia dos meses por encima del 10%, por lo que los turistas deberán hacer un desembolso mayor si quieren disfrutar de los mismos servicios que en los veranos anteriores. El alojamiento subió de media un 20% en comparación con junio del año pasado, tanto en Ourense como en la provincia de Pontevedra, uno de los destinos más demandados para estas fechas. Los alimentos cuestan este año un 14% más, las bebidas alcohólicas se encarecieron en un 8,7%, y los paquetes turísticos experimentaron un alza del 10,6%.
En este contexto inflacionista, el único alivio que pueden encontrar los turistas para su bolsillo está en las gasolineras, otrora el gran quebradero de cabeza a la hora de planear un viaje. Julio está siendo un mes de descenso en los precios de los hidrocarburos, que en la provincia fue, de media, de 19 céntimos para las gasolinas -tanto de 98 octanos como de 95-, y de 18 céntimos para el diésel.
Según un análisis con datos históricos del Geoportal de Hidrocarburos, llenar un depósito de 50 litros de gasóleo cuesta, con los precios actuales, cerca de 96,25 euros, sin tener en cuenta la bonificación de 20 céntimos por litro que ofrece el Gobierno. La misma operación requería un desembolso de 105,05 euros en la anterior operación salida, vivida a principios de mes, por lo que el ahorro ronda los 9 euros por cada tanque. En el caso de la gasolina 95, puede llegar a costar 10 euros menos que hace un mes.
Para un desplazamiento desde Ourense hasta Sanxenxo, donde veranean muchos de los habitantes de la provincia, se requieren unos 10 litros de combustible, suponiendo que el consumo sea de siete litros cada 100 kilómetros. Para completar este viaje hay que dejar en el surtidor unos 19 euros, dos menos que hace 30 días, cuando este mismo trayecto costaba 21 euros en concepto de combustible (diésel). Si el viaje es más largo, por ejemplo a Madrid, el ahorro puede ser de 6 euros, ya que un coche estándar emplea unos 35 litros para recorrer 500 kilómetros, lo que ahora cuesta 67,3 euros de diésel, mientras que en la primera operación salida del verano costaba 73,5 euros. En un viaje a la Costa del Sol, con las mismas condiciones, cada conductor puede gastar 12 euros menos en gasóleo.
El sector turístico constata desde hace meses un nivel de reservas muy alto: habrá que ver si los bolsillos resisten el nivel de precios.
