Las barberías de Ourense: mucho más que un lugar para cortarse el pelo

Barberías de Ourense
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Las barberías en Ourense desaparecieron en los 80 por la moda unisex y han vuelto con fuerza. En las sillas de barbero clásicas de hoy se hacen cortes rapados mientras los clientes se toman una cerveza en la barra

En los últimos años, la sociedad ha recuperado muchas de las tradiciones y modas de generaciones anteriores, ahora ya nada es viejo, es simplemente “vintage”. Una de las costumbres más arraigadas en el colectivo masculino era la de visitar de forma frecuente las barberías. Para entender el bum actual de las barberías hay que comprender primero el porqué de su decadencia en los años 80.

La historia de las barberías en Ourense

“Hace años existía la peluquería para mujeres y las barberías para los hombres. A partir de los años 80 hubo una evolución y apareció el hombre metrosexual que empezó a ir a peluquerías de mujeres y se generaron los establecimientos unisex, como consecuencia las barberías dejaron de funcionar”, asegura Roberto Morales, cuya barbería lleva su nombre. Ahora estos establecimientos se han vuelto a poner de moda porque “el hombre dejó de ir a las peluquerías unisex para recuperar un espacio propio”, señala. Así, aunque estos establecimientos fueron desapareciendo en el continente europeo con el paso del tiempo, en los últimos años han experimentado un gran auge de popularidad, pasando de ser vistos como algo del pasado a convertirse en una visita obligada, aunque no breve porque los barberos dedican mucho tiempo a lograr el objetivo deseado y convierten este oficio en un auténtico arte.

Un hombre se corta el pelo en la barbería de Roberto Morales.
Un hombre se corta el pelo en la barbería de Roberto Morales.

Pese a inspirarse en la estética de los establecimientos de los años cincuenta, los nuevos establecimientos han introducido una serie de cambios con el objetivo de que el corte de pelo se convierta en una experiencia que combina el propio corte, el ocio y las relaciones sociales. También se han convertido para muchos en el lugar perfecto en el que poder relajarse y olvidar sus problemas durante unos minutos.

Es tanto su éxito, que hace diez años no se veía casi ninguna en la ciudad y hoy en día es raro el barrio de Ourense que no cuente con una de ellas. De hecho, uno podría recorrer toda la ciudad yendo de barbería en barbería. 

Hoy día es raro ver algún barrio de la ciudad sin barbería: la llegada de los “hipsters” cambió la presentación de las barbas

Una de las que está más de moda en la ciudad es precisamente la de Roberto Morales, ubicada en la calle A Granxa. Morales empezó en este mundo a los 15 años cuando empezó a estudiar por las mañanas en la academia, la cual compaginaba por la tarde trabajando en una peluquería como ayudante. Ninguno de sus progenitores ejercía este oficio, pero él siempre tuvo esta vocación desde pequeño. “Me gusta porque es creativo y tienes contacto con la gente”, asegura. 

Su propio negocio

Tras acabar los estudios y trabajar como empleado en Ourense y en Santiago, decidió montar su propio negocio dedicado exclusivamente a los hombres, algo que le daba “mucho miedo”. Han pasado 26 años desde su apertura y hoy en día es una de las barberías más icónicas de la ciudad, de hecho, por ella han pasado muchos empleados que después han montado sus propias barberías. 

En todos estos años que lleva en la profesión, han ido evolucionando las modas acerca de los cortes de pelo, por ello acude frecuentemente a cursos y sigue las tendencias de las redes sociales. “Mucha gente te demanda cortes que ve en ellas”, comenta. Actualmente, Morales resalta que están de moda cortes muy rapados, “taper fades”, degradados y con flequillo hacia adelante. 

Derek Ivanich fue uno de sus empleados y hoy cuenta con una barbería de prestigio que lleva su nombre. Ubicada en la calle Pena Corneira, presenta una decoración que conjuga los elementos clásicos como sillas de barbero antiguas con otros más modernos. 

Decoración de la barbería Derek Ivanich.
Decoración de la barbería Derek Ivanich.

Ivanich empezó en el mundo de las barberías de rebote, ya que acabó de estudiar la ESO y no sabía qué hacer, entonces decidió apuntarse a un curso de barbería porque nunca encontraba a nadie que le dejase el pelo como él quería. En la formación eran 32 personas, de ellas 31 eran mujeres y él era el único hombre, un hecho que hoy en día ha cambiado radicalmente, ocupando cada sexo prácticamente la mitad de las plazas.  Terminó sus estudios y, tras once años como empleado, decidió ser ambicioso y abrir su propio establecimiento cuando solo había cinco barberías en la ciudad y ahora, tras siete años abierto, cuenta ya con siete trabajadores fruto de la alta demanda que tiene.

Actualmente, la ciudad está llena de barberías, algo que Ivanich lo atribuye a “que los hombres nos cuidamos más la imagen ahora y el mercado empezó a crecer, por lo que la mayoría de establecimientos tiene éxito”. A diferencia de la mayoría de este tipo de negocios, en este trabajan con un cliente más mayor que el resto, que tiene su mayor demanda entre los hombres de 25 a 35 años. “Aquí tenemos música tranquila y hacemos afeitados y cortes de barba clásicos”, asegura Ivanich. 

Este local también busca ser un establecimiento donde la gente pueda socializar, de hecho es común ver como hay más de veinte personas en la barbería y solo siete u ocho para cortarse el pelo. El resto está tranquilamente con su cerveza charlando mientras escucha música. Siguiendo este concepto, Derek Ivanich ha organizado para el día del “black friday” un mercadillo de segunda mano.

Corte y ocio

Cruzando el Puente Nuevo, en la Avenida de Santiago nos encontramos con “A Esmorga”, una de las barberías más icónicas de la ciudad y que ya se ha convertido en un lugar de referencia para los vecinos del barrio. Según se traspasa la puerta del establecimiento, uno se queda impresionado con la decoración. Sillas de barbero clásicas, coches para niños, máquinas de juegos, sofás antiguos y una imponente barra de bar hacen de este lugar todo un templo del corte, pero también del ocio, siendo la estética vintage uno de los grandes atractivos y señas de identidad del lugar.

A Esmorga cuenta con una barra de bar para los clientes mientras esperan su turno.
A Esmorga cuenta con una barra de bar para los clientes mientras esperan su turno.

Su propietario, David Dacoba, señala que la idea de la estética del establecimiento surge de cuando él llevaba a su hijo a cortarse el pelo y comprobó que ni el pequeño tenía un sitio para jugar de forma tranquila ni el adulto un lugar en el que leerse una revista cómodamente. De hecho, a muchas personas la visita al establecimiento les sirve para desconectar de las batallas de la vida diaria. “Una de nuestras funciones es ejercer también de psicólogos, mucha gente te cuenta sus problemas”, indica Dacoba.

“Mi barbería es un sitio distinto, buscamos un espacio solo para el hombre y hemos formado una familia”, asegura Dacoba

Cercanía y comodidad son las palabras con las que Dacoba resume el éxito de su establecimiento. “Mi barbería es un sitio distinto, buscamos un espacio solo para el hombre y hemos formado una familia, aquí hay clientes que llevan viniendo desde el 2016 y algunos incluso nos visitan todas las semanas”, asegura.

Acerca del bum de las barberías en estos últimos años, Dacoba cree que se debe a que los varones quieren su propio espacio. “Los hombres queremos ahora todo un poco más personalizado y que la persona que te atienda esté formada y especializada solamente en hombre porque nos cuidamos mucho más, consumimos más productos y ya no nos cortamos el pelo por comodidad, sino por estética”, afirma. Asimismo, señala la moda hipster como una de las causas que influyó en este crecimiento.

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