El San Martiño trasladó la fiesta a los cuatro costados de la ciudad. Los barrios acapararon el olor a castañas y el humo de los hogueras, con magostos hasta altas horas de la noche.
Día 11 de noviembre. Festividad do San Martiño y, ante todo, una jornada gastronómica. Del fuego a la mesa, entre olor a castañas y la humareda de las hogueras, los barrios de la ciudad se sumaron a una fiesta que en tierras ourensanas es toda una institución.
Los colectivos vecinales pusieron su aportación especial a la tradición y se convirtieron un San Martiño más en organizadores de magostos por los cuatro costados de la ciudad. La estampa a vislumbrar en la tarde de ayer fue la misma de Castro de Beiro a Rairo, de As Eiróas hasta A Carballeira, de A Ponte a las Camelias... En los locales sociales o al aire libre, los magostos posibilitaron un encuentro de amigos y vecinos en el que la amistad estuvo aderezada de forma magistral por los sabores del outono. Fiesta con música, baile y actividades lúdicas en las que el paladar fue un año más el más beneficiado. Chorizos y castañas asadas por doquier, empanadas, vino recién salido de la nueva hornada, bica y licor café casero no faltaron a su cita con el menú de los magostos.
La jornada del San Martiño, que empezó a vivir su espíritu festivo en la horas del mediodía, se prolongó para todos los participantes hasta bien entrada la noche, combatiendo el frío de noviembre con el calor de las hogueras.
Los colectivos vecinales pusieron su aportación especial a la tradición y se convirtieron un San Martiño más en organizadores de magostos por los cuatro costados de la ciudad. La estampa a vislumbrar en la tarde de ayer fue la misma de Castro de Beiro a Rairo, de As Eiróas hasta A Carballeira, de A Ponte a las Camelias... En los locales sociales o al aire libre, los magostos posibilitaron un encuentro de amigos y vecinos en el que la amistad estuvo aderezada de forma magistral por los sabores del outono. Fiesta con música, baile y actividades lúdicas en las que el paladar fue un año más el más beneficiado. Chorizos y castañas asadas por doquier, empanadas, vino recién salido de la nueva hornada, bica y licor café casero no faltaron a su cita con el menú de los magostos.
La jornada del San Martiño, que empezó a vivir su espíritu festivo en la horas del mediodía, se prolongó para todos los participantes hasta bien entrada la noche, combatiendo el frío de noviembre con el calor de las hogueras.
