Berce seguirá con la gestión del piso de acogida para menores

photo_camera Miguel Ángel Yagüe, presidente de la Asociación Berce y Pablo Iglesias, coordinador de centros. (JOSÉ PAZ)

La asociación tiene en Ourense un centro con ocho plazas para niños tutelados por la Xunta. 

Un piso común en una céntrica zona de la ciudad. En el buzón, un solo nombre: asociación Berce. En la última planta, un dúplex que podría estar habitado por cualquier familia. Un cómodo salón con zona de comedor y varias estanterías con enciclopedias y libros infantiles y juveniles. Sobre el televisor alguna fotografía con niños sonrientes. En total, cuatro dormitorios con dos literas, pintados con luminosos colores y llenos de peluches, que conceden luz y vitalidad al espacio. Un domicilio cualquiera, sólo que aquí no hay padres e hijos, sino educadores y niños con necesidades especiales tutelados por la Xunta. Se trata del centro de menores "Os cativos" que la asociación Berce tiene desde el 2010 en Ourense, y al que la Xunta acaba de renovar el contrato a través de un procedimiento público. La casa ofrece ocho plazas para niños de 0 a 8 años y en este momento tiene siete ocupadas. El equipo de trabajo está formado por personal educativo, seis personas, y por una de servicio.

Miguel Angel Yagüe es el presidente de la asociación, que tiene otras tres casas familiares de acogida en Vigo, y a quien su trabajo, no cabe duda, le apasiona. "Los perfiles de los niños son muy complicados, llegan aquí después de haber vivido situaciones familiares muy duras, vienen muy dañados. En el centro, buscamos facilitarles un ambiente familiar y cercano, pero sin que los niños olviden que no somos sus padres ni sus madres, sino educadores", explica. Tiene muy claro que "este debe ser un lugar de paso, donde los niños deben permanecer el mínimo tiempo posible. Nuestro objetivo es que pasen cuanto antes a una situación mejor, bien sea el retorno a su familia, a una de acogida, a una adoptiva, o hacia la independencia, cuando llegan a la mayoría de edad".

El presidente de la asociación insiste en que "lo que intentamos proporcionarles es una vida normalizada, con sus horarios, sus rutinas, insertos en una comunidad de vecinos, e intentando que sus actividades extraescolares y sus amigos estén fuera de este centro". La financiación es en un 95% de la Xunta, "aunque para crear esta casa contamos al principio con el apoyo de la Fundación Seur". Miguel Angel Yagüe subraya que "somos los grandes desconocidos. Suele darse una imagen negativa que no se corresponde con esta realidad. Trabajamos con niños que necesitan oportunidades, somos centros educativos y una especie de lanzadera hacia un futuro que siempre tiene que ser mejor que el que tenían. Se trabaja con las familias para que puedan volver".

Es el servicio de menores quién decide a qué centro se envía a cada menor y cuál es el tiempo necesario, "aunque para la administración no dejan de ser un expediente, un número, por eso nosotros estamos en contacto permanente, para que no se olviden de ellos y puedan volver cuanto antes a un entorno normalizado. También estamos en contacto con Fiscalía". El tiempo medio de estancia es de año y medio, pero algunos menores han llegado a estar hasta ocho años. "Muchos retoman el contacto con nosotros cuando son adultos".

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