El Black Friday, cal y arena en el comercio local

En los escaparates de los comercios ourensanos cuelgan desde hace días carteles del Black Friday (viernes negro) que anuncian rebajas del 20%, al 50% durante toda la jornada de hoy. Ya no es una fecha novedosa. Hace años que se importó de Estados Unidos y son muchos los que esperan al último viernes de noviembre para hacer compras prenavideñas, tanto en establecimientos como por internet. Muchos comercios, además del día señalado, han extendido la fecha a lo largo de toda la semana y, las que disponen de venta online, también celebrarán el "Cyber Monday", que funciona igual que su predecesor pero solo en formato virtual. En el Centro Comercial Pontevella, las puertas permanecerán abiertas el domingo, en una semana que ya se considera la antesala de la campaña navideña. Para amenizar más las compras de Black Friday, que en las grandes superficies suelen tener buenos resultados, el centro comercial ha dispuesto ya el alumbrado navideño, que abarca desde la entrada hasta el interior, y todos los clientes que gasten más de 25 euros se llevarán un oso de peluche. La otra cara de la jornada Pero no todos viven esta fecha con optimismo sino que se han visto obligados a participar para tratar de no pasar desapercibidos entre las marcas más potentes. Es el caso del pequeño comercio que, tras la pandemia, ha visto disminuidas sus ventas hasta casi un 50%. Así lo explica Vanesa Soto, de Don Bolso, que pese a ofrecer descuentos de Black Friday "este año no se ha notado un aumento en las ventas", dice. Además, lamenta que no tener página web sea otro perjuicio para los pequeños comerciantes, especialmente este año "que la gente prefiere comprar por internet para evitar las aglomeraciones, algo que recomiendan hacer hasta en televisión". Roseta Miguélez, de Momo, también asume la jornada sin mucho optimismo y afirma que muchas clientas "se sorprenden cuando les digo que tienen un descuento, nadie está viniendo a propósito por el Black Friday, algo que en años sin pandemia sí pasaba. Quizá en esta ocasión no interesan tanto las épocas de rebajas". Entre los que han decidido abrir toda la semana, se encuentra Brutal Zapas, que a diferencia de los anteriores, afirma que los descuentos "sí dan resultado. Especialmente tras el bajón que dieron las ventas con el cierre de la hostelería". Los que no se piensan sumar Algunos comercios como Mamalúa han decidido no participar en esta jornada de rebajas porque, según afirma su responsable, Cristina Blanco: "No me lo puedo permitir". Además, cree que su clientela "entiende que somos un pequeño comercio y que no participemos en el Black Friday. Si tuviésemos que hacerlo, como afirman otras tiendas, para competir con las grandes empresas, tendríamos que estar permanentemente de rebajas". Otro motivo es frenar la producción frenética del denominado fast fashion, "que provoca que consumamos de manera alocada y compramos prendas por menos precio que se estropean antes", explica Cristina. Damajuana tampoco se ha unido a esta jornada: "Nos llegan todos los días mercancías que no puedo pagar a precio normal y después vender con un 20%. Esta campaña sirvió para ahogarnos más de lo que ya estábamos". Reconoce que las ventas se desplomaron en la pandemia: "Ya no hay ocasiones especiales para las que arreglarnos, sobre todo después del cierre perimetral y de la hostelería. A largo plazo esto es insostenible".