Los cuatro candidatos a decano de los abogados luchan por cada uno de los 700 sufragios en liza

En busca del voto togado

Faltan dos días para las elecciones al Colexio de Avogados, en las que se renueva la mitad de una junta de gobierno compuesta por diez personas. Entre los cargos que se eligen se encuentra el de decano. El boca a boca y los envíos masivos de correos electrónicos son la base sobre la que se combate para hacerse con el puesto.
Las elecciones son cosa de cuatro. Y las listas, como en el Senado, abiertas, de modo que el proceso electoral en la abogacía ourensana, que se dirime el martes, puede derivar en múltiples combinaciones. Porque junto al decano del Colexio de Avogados, se designan otros cuatro puestos de la junta directiva. Y al menos dos de las cuatro candidaturas incorporan cuadros para ocupar todas las plazas a renovar.

Se pesca en un pequeño caladero de 700 votos. Y con las aguas movidas, tendentes al oleaje cuanto más se aproxima la fecha del 22 de diciembre. Así que obtener el respaldo de cada uno de los colegiados con derecho a voto implicará un gran combate. ’Combate’ es la palabra, pues en estas elecciones concurren todos los alicientes de un proceso electoral al uso, es decir, político: afán de servicio y ambiciones. Todo, adobado con buenas formas por el derecho y algo de marrullería por el envés. La vida misma. Al fin y a al cabo, estas elecciones se aproximan después que en la actual junta de gobierno, presidida por Arturo González, se hubiese producido una escisión y uno de sus vocales, Francisco Conde, optase -para sorpresa de muchos- por crear una candidatura alternativa. En el debate entre el candidatos del pasado jueves, emergieron las diferencias entre ambos, que mientras se produjeron en la junta de directiva, habían pasado desapercibidos. Ahora, afloran.


La figura del decano y más allá de ésta el control de la junta que gobierna el Colexio, según distintas fuentes de la abogacía ourensana, lleva consigo una notoriedad institucional no poco relevante, capaz de impulsar carreras profesionales. Bajo la responsabilidad de la junta cae también la regulación del turno de oficio, el régimen disciplinario, la ordenación de los presupuestos, las contrataciones y, en buena medida, la coordinación de la Escuela de Práctica Jurídica. Todo esto, en juego estos días.

En posesión, todas las candidaturas, de los censos de colegiados, casi desde el mismo día que se convocaron oficialmente las elecciones, en el último tercio de noviembre, se activó la campaña. Arturo González, actual decano, encabeza una lista con cuatro refuerzos. ‘No hay que olvidar -señala- que se trata de un colectivo reducido de profesionales, así que la forma de enfocar la campaña es el boca a boca, manteniendo conversaciones personales con todos los compañeros’. El boca a boca se acompaña de llamadas, envíos de correos electrónicos y postales, en los que define sus propuestas.

La candidatura de Francisco Conde, que concurre a los cinco puestos que se renuevan, ha incorporado como novedad un blog, aunque admite que ‘lo más efectivo es encontrarse con los abogados’.

Alfredo Bermúdez se puso en contacto con los colegiados desde el primer momento. ‘Para dejar las cosas claras’ y especificar que modelo de gobierno pasa por crear una oficia virtual. Rafael Vallés también concurre en solitario, ha puesto a disposición de los ’electores’ una página web que detalla sus propuestas, basadas ‘en mejorar servicios, recuperación de la dignidad del profesional’.

El letrado que sólo aspira a ser segundo

A las cuatro candidaturas a decano se ha sumado en la convocatoria de este año la de Víctor González Adán, que concurre en solitario y aspira al puesto de vicedecano. Este joven abogado, colegiado en 2003, se ha propuesto comenzar a ‘conocer el colegio desde un puesto intermedio de la junta de gobierno, ya que integrarse en la misma es el único modo de tomar conocimiento de la gestión, y de la manera de mejorarla’. Descartó aspirar al decanato primero ‘por falta de medios y falta de tiempo, evitando arriesgarme a dedicarme a algo que podría no cumplimentar debidamente’.

González Adán cree ‘aportar la independencia de una persona que no está sometida a régimen alguno de grupo, y transmitir sabia renovada a una estructura profesional en la que los abogados jóvenes, por su alto número, deberían tener mucho que decir’.

Es momento, en su opinión, de plantear ‘un relevo generacional. Los abogados jóvenes constituimos una gran mayoría de colegiados, pero no tenemos la representación que nos corresponde en la junta de gobierno’. Asimismo, apuesta por una apertura de la institución a los colegiados, y romper con la imagen ‘cerrada y distante que se ofrece’.

La mejora de servicios que propone va desde la contratación de una base de datos básica de jurisprudencia y legislación gratuita para todos y accesible a través de la web, a la subvención de una biblioteca virtual, pasando por el impulso de una página web del Colexio ‘más útil’. González Adán impulsa una idea de órgano corporativo que no actúe ante el colegiado como ‘un órgano disciplinario, sino como una corporación de defensa de los intereses de los abogados’.



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