Los incendios forestales que castigan persistentemente los montes y arrasan áreas de gran valor medioambiental reinciden, temporada tras temporada, en los mismos distritos forestales, en las mismas comarcas y concellos pero, también, en las mismas parroquias gallegas: 77 de un total 3.798. De ellas, un 60% de las mismas están en esta provincia.
La actividad incendiaria se va concentrando de tal forma que, según calculan los ingenieros de montes, cuatro de cada cinco fuegos en Galicia -también en Ourense-, es decir, el 80%, se producen en zonas que son devastadas reiteradamente por el efecto de las llamas.
En la provincia, los fuegos castigan, sobre todo, a dos distritos forestales de los cinco en los que se divide Ourense, los de Verín-Viana y Valdeorras-Trives, según confirmaron efectivos contraincendios de la Xunta.
Los montes del primero, en el que se sitúan 12 concellos, entre ellos los de Monterrei, A Gudiña, A Mezquita, Vilardevós, Castrelo do Val, Cualedro o Laza, son, 'con moito', tal y como precisan los brigadistas consultados, 'os que máis concentran a actividade incendiaria na provincia'. Aunque la Xunta rehúye precisar los lugares afectados y el porqué, al esgrimir que 'o lume chama ao lume', los efectivos de lucha contra el fuego indican que 'en concellos como A Gudiña ou A Mezquita por todos é sabido que hai intereses gandeiros, polo que, casualmente, arden sempre zonas arboladas polos catro costados, e precisamente non de raso, ao poder pastar as vacas nestas últimas'. Ahora bien, no todos tienen claro que el pastoreo prenda la mecha. El alcalde de A Mezquita, Rafael Pérez, destaca que la lacra continúa pese a la prohibición de pastar en terreno quemado (dos años).
FUEGO EN EL MACIZO CENTRAL
El segundo distrito que concentra la mayor parte de la actividad incendiaria es el de Valdeorras-Trives, del que forman parte 17 ayuntamientos, entre ellos, los de Castro Caldelas, Montederramo, Chandrexa de Queixa, A Pobra de Trives o Manzaneda. Según fuentes cercanas a los medios de extinción, en áreas del Macizo Central -como es el caso de este último municipio-, 'territorios históricos do pastoreo, a maior realización de queimas pode relacionarse directamente co lume', reiteran. Casualidades o no, los municipios de Manzaneda y Vilariño concentraron el pasado año, según el informe 'Incendios Forestales en España enero-diciembre 2011', del Ministerio de Medio Ambiente, dos de los 18 grandes fuegos forestales (más de 500 hectáreas) que se produjeron en 2011.
Asimismo, fuentes del operativo de extinción de la Xunta indican que un porcentaje elevado de los incendios en el monte -más de la mitad- son intencionados -tanto por actitudes negligentes como alevosas-, aunque casi nunca están claras las causas que los propician. Con todo, hablan de zonas en las que se sospecha de la presencia de incendiarios (en donde este tipo de actividad es elevada y se detecta que los fuegos se inician con varios focos), y en las que hay intereses madereros, conflictos en montes comunales o, incluso, motivaciones políticas. Precisamente, este último extremo, indican, es el que explica 'que haxa lumes cerca da cidade para asustar'.
El regidor de uno de los concellos que más fuegos registra año tras año, el de Manzaneda, David Rodríguez, sostiene que, 'detrás do lume non hai causas claras, pero que o despoboamento rural e a seca contribúen ós incendios'.
Su opinión la comparten fiscales especializados en la materia. El éxodo rural y una agricultura en crisis hacen del monte un territorio-polvorín, infestado de masa combustible, algo que no ocurre en comunidades como el País Vasco o Cantabria, dos zonas con mucho bosque rentable y bien conservado.
Asimismo, estas mismas fuentes consideran que hace falta mayor concienciación social de que un monte en llamas es un problema. 'Se está empezando a ver la cultura de fuego como un problema, pero aún queda mucho por andar', dicen.
En la provincia, los fuegos castigan, sobre todo, a dos distritos forestales de los cinco en los que se divide Ourense, los de Verín-Viana y Valdeorras-Trives, según confirmaron efectivos contraincendios de la Xunta.
Los montes del primero, en el que se sitúan 12 concellos, entre ellos los de Monterrei, A Gudiña, A Mezquita, Vilardevós, Castrelo do Val, Cualedro o Laza, son, 'con moito', tal y como precisan los brigadistas consultados, 'os que máis concentran a actividade incendiaria na provincia'. Aunque la Xunta rehúye precisar los lugares afectados y el porqué, al esgrimir que 'o lume chama ao lume', los efectivos de lucha contra el fuego indican que 'en concellos como A Gudiña ou A Mezquita por todos é sabido que hai intereses gandeiros, polo que, casualmente, arden sempre zonas arboladas polos catro costados, e precisamente non de raso, ao poder pastar as vacas nestas últimas'. Ahora bien, no todos tienen claro que el pastoreo prenda la mecha. El alcalde de A Mezquita, Rafael Pérez, destaca que la lacra continúa pese a la prohibición de pastar en terreno quemado (dos años).
FUEGO EN EL MACIZO CENTRAL
El segundo distrito que concentra la mayor parte de la actividad incendiaria es el de Valdeorras-Trives, del que forman parte 17 ayuntamientos, entre ellos, los de Castro Caldelas, Montederramo, Chandrexa de Queixa, A Pobra de Trives o Manzaneda. Según fuentes cercanas a los medios de extinción, en áreas del Macizo Central -como es el caso de este último municipio-, 'territorios históricos do pastoreo, a maior realización de queimas pode relacionarse directamente co lume', reiteran. Casualidades o no, los municipios de Manzaneda y Vilariño concentraron el pasado año, según el informe 'Incendios Forestales en España enero-diciembre 2011', del Ministerio de Medio Ambiente, dos de los 18 grandes fuegos forestales (más de 500 hectáreas) que se produjeron en 2011.
Asimismo, fuentes del operativo de extinción de la Xunta indican que un porcentaje elevado de los incendios en el monte -más de la mitad- son intencionados -tanto por actitudes negligentes como alevosas-, aunque casi nunca están claras las causas que los propician. Con todo, hablan de zonas en las que se sospecha de la presencia de incendiarios (en donde este tipo de actividad es elevada y se detecta que los fuegos se inician con varios focos), y en las que hay intereses madereros, conflictos en montes comunales o, incluso, motivaciones políticas. Precisamente, este último extremo, indican, es el que explica 'que haxa lumes cerca da cidade para asustar'.
El regidor de uno de los concellos que más fuegos registra año tras año, el de Manzaneda, David Rodríguez, sostiene que, 'detrás do lume non hai causas claras, pero que o despoboamento rural e a seca contribúen ós incendios'.
Su opinión la comparten fiscales especializados en la materia. El éxodo rural y una agricultura en crisis hacen del monte un territorio-polvorín, infestado de masa combustible, algo que no ocurre en comunidades como el País Vasco o Cantabria, dos zonas con mucho bosque rentable y bien conservado.
Asimismo, estas mismas fuentes consideran que hace falta mayor concienciación social de que un monte en llamas es un problema. 'Se está empezando a ver la cultura de fuego como un problema, pero aún queda mucho por andar', dicen.
