OURENSE NO TEMPO

La calle General Aranda

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photo_camera Desde el Paseo se veía el edificio del Hotel Roma (fotografía propiedad de Ernesto Schreck).

El recorrido histórico de esta céntrica calle nos lleva en esta ocasión a una etapa triste, pero que no debemos olvidar (más triste sería revivirla)

En octubre del 37 la ciudad comenzó a ver como se cambiaban nombres de calles. Lo primero fue borrar del callejero el recuerdo de políticos de tiempos pasados: Basilio Álvarez dio paso a capitán Eloy; Vicente Pérez, a José Antonio Primo de Rivera; Paz Novoa se vio sustituido por José Calvo Sotelo, y Luis Espada dejó el honor de nombrar la calle al general Aranda. Antonio Aranda Mata acababa de ser nombrado general en jefe del Cuerpo de Ejército de Galicia, y las ciudades gallegas le rindieron honores con premura. Aranda en esos momentos ya tenía gran prestigio como estratega y al mando de esta nueva unidad aumentó su fama. Aun así, el general Franco nunca le mostró confianza, sin entrar en profundidades (otros lo harán).

Hoy recupero su memoria por haber dado nombre a esta calle hasta aproximadamente 1950 (no tengo la fecha exacta). Como veis, un periodo largo que sin embargo se ha borrado de la memoria de los ourensanos. ¿Quizás porque muchos seguían usando el viejo y bello nombre de calle de Alba o quizás porque iba perdiendo importancia al mudarse algunos de los organismos que antes de la guerra la ocupaban? La segunda opción creo que no tiene mucha fiabilidad, ya que aunque algún organismo se mudó en esos años (Correos, Aduanas, el Consulado de Portugal, etc), otros vinieron a ocupar su lugar. Baste recordar que en el numero 28 se instalo la “Regiduría provincial de la hermandad de la ciudad y el campo de la Sección Femenina”, dicho de manera mas breve, las oficinas de la Sección Femenina, donde nuestras madres y en algún caso hermanas debían acudir para solventar “papeles”. Y cómo olvidar que en la calle se instaló el primer despacho de quinielas de la ciudad (1946) de la mano del recordado Dorzán. El colegio de Farmacéuticos, después de un pequeño periodo en Lamas Carvajal, retornaba a la calle para ubicarse encima de la Cámara de Comercio Ourensana en el edificio del arquitecto Conde Fidalgo, (general Aranda 8, 3º).

Al mismo tiempo, el comercio continuó con su “normal” actividad para los tiempos que corrían. Si acaso, se abrió alguna mercería, la sastrería Madrileña y la Papelería La Región. En aquellos tiempos, las librerías de la ciudad estaban en la Plaza Mayor (Álvarez Resvie y Casas), entonces ¿por qué los hermanos Outeiriño (Ricardo y Alejandro) deciden abrir la mayor papelería de la ciudad en esta calle? Lo fácil es pensar que allí era donde estaba la administración del periódico y fue simplemente una forma de hacerse ver; sin embargo, pienso que no es descabellado pensar que la visión comercial de los hermanos se hubiera fijado en la proliferación de academias en el entorno.

Ya había citado la apertura de una academia para niñas en 1877 por doña Marcelina Ahuja, pero eso no fue más que el comienzo de una larga lista de magníficos maestros que pasaron por esta calle. La academia Politécnica (Alba, 19, año 1899), gestionada por los ingenieros de caminos Hervella, Rivero y De la Peña, junto al arquitecto Vázquez Gulías, especializada en formar a jóvenes para iniciarse en carreras técnicas. Entre 1900 y 1905 (de manera contrastada) Luis Madriñán Megid tiene abierto en el numero 21 el colegio internado San Luis Gonzaga (aprovecho el reglamento de éste para comentar el funcionamiento de los centros que tenían enseñanza oficial: de 7 a 8 de la mañana, un primer estudio en la academia, para salir a continuación hacia el instituto; a las dos de la tarde comienza un nuevo estudio hasta las cinco; de 5 a 6, merienda y de 6 en adelante, estudio con clases impartidas por los profesores del centro. Por mis datos, en este centro comenzó a dar clases otro afamado maestro, don Ángel Ferrín Moreiras, quien años después instalaría su Academia Modelo en esta misma calle.

Seguramente que por ser quienes menos oferta educativa tenían, en 1905, dirigido a las niñas ourensanas, se abrió el colegio de doña Antonia Vidal Pérez. Poco tiempo estuvo en la calle, ya que consta que en 1909 la escuela estaba en Lepanto y se trasladaba a la esquina de Reza con Progreso.

Y para terminar por hoy, citar el colegio academia de don Ángel Martín Mouriño, personaje polifacético. Amigo de la infancia de don Ramón Otero Pedrayo, compartió con él el privilegio de ser alumno de don Marcelo Macías, y aunque dirigió sus pasos a la vida militar (fue el primer oficial al mando del Zamora 8 en nuestra ciudad), disfrutaba con la enseñanza impartiendo clases en la academia de Ferrín, hasta que abrió la suya en Luis Espada, 27 (era tío del capitán Eloy Álvarez).

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