Cámaras de vigilancia ante el “abandono del gobierno local”

La inseguridad en algunas calles del Casco Vello, ligadas al ocio nocturno, llevó a algunos vecinos a comprar cámaras de videovigilancia para instalar en sus edificios y tener pruebas (y así poder poner una denuncia) del botellón o de las agresiones y peleas. También para evitar casos como las dos denuncias por agresión sexual en menos de doce días. Según indican representantes de la asociación O Cimborrio, “no las queremos para cotillear o espiar, sino para frenar el problema que nos impide dormir o estar seguros”. Para ello, algunos residentes se pusieron de acuerdo para comprar estos dispositivos, valorados en 50 euros. Para la instalación, pedirán permiso a la Subdelegación del Gobierno, pero aseguran que procederán de todas formas. “Nos sentimos abandonados por el Concello. Hemos acudido a denunciar pero nunca se hace nada. Como mucho viene la Policía Local, pero los locales y el botellón siguen ocurriendo”, explican. Desde abril en espera La instalación de cámaras en las zonas de conflicto de la ciudad no es algo nuevo. En abril, el concejal de Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha, propuso como “medida urgente” la colocación de estos dispositivos. Además aseguró, por aquel entonces, que los técnicos de infraestructuras ya estaban “estudiando” las posibles localizaciones y el número de cámaras a insertar. Cinco meses después la idea de Ucha sigue sin hacerse efectiva. La videovigilancia también se planteó para controlar el tráfico de vehículos por la zona histórica, cuando Jácome ordenó bajar los bolardos, pero por el momento también permanece en espera y el paso de coches es constante y evidente. Desde O Cimborrio dicen sentirse “vejados” y señalan que solo gracias a su intervención constante “se consiguieron algunas cosas para mejorar nuestra vida”, indican. Las ratas ganan terreno entre solares abandonados Las ratas son otro problema que mantiene a los vecinos de Ourense en vilo. Desde o Cimborrio lamentan la falta de vigilancia o control sobre la acumulación de basura que se genera en los contenedores de calles como Pizarro. “Hay contenedores llenos y con vertidos a los que acuden a alimentarse”, lamentan desde la asociación de residentes. El gobierno municipal parece no querer poner solución al problema sanitario que representan los roedores. En junio, la empresa de desratificación contratada por la Concejalía de Medio Ambiente aseguró que los edificios en ruinas, sin limpiar, y atestados de agujeros servían de criadero para estos animales. Sin embargo, desde el Concello continúan apostando por echar veneno. La incidencia de las ratas no se redujo desde que comenzó el verano y se empezaron a aplicar las trampas, sino que en horario nocturno se siguen pudiendo apreciar decenas sobre el asfalto o trepando por muros y contenedores.