El Camino, a trote: tres días y 115 kilómetros

Víctor Iglesias salió el pasado jueves de su casa, frente al jardín del Posío, con un destino marcado, la Praza do Obradoiro de Santiago. El reto del ourensano no era solo recorrer la Vía da Plata para llegar a la capital gallega, sino hacerlo a trote. “Llevo haciendo deporte desde pequeño, primero baloncesto, luego triatlón y, desde hace unos años, trail -carrera de montaña-”, explica. Sus planes de vacaciones se cancelaron en el último minuto, y no dudó: “La verdad es que se me ocurrió de un día para otro. Tenía cuatro días libres y decidí lanzarme a la aventura”. Para Iglesias este era su primer Camino, y decidió que fuese todavía más especial. “Mi idea era ir corriendo, no valía caminar, sin una pauta marcada, dejándome guiar por cómo estaba mi cuerpo”. Aunque Iglesias creía que “en el mejor de los casos” llegaría a Santiago en cuatro etapas, su buena forma física acortó los tiempos. “El primer día llegué a Cea y al llegar tenía energía para seguir, así que fui hasta Oseira, que son seis kilómetros más”, señala. Aprovechó la ocasión para conocer el monasterio, al que nunca había ido, y disfrutar del nuevo albergue, recién inaugurado. El viernes, a las siete de la mañana, arrancó la segunda etapa. “Pensaba llegar hasta Laxe, cerca de Lalín, y dormir allí, pero seguí hasta Silleda porque me encontraba muy bien”, añade. La cercanía con Santiago lo tentó: “Pensé que no iba a hacer dos tramos desde Silleda, así que el sábado hice ya lo que faltaba”. Al día siguiente, tras recorrer los más de 40 kilómetros hasta la capital gallega, Iglesias decidió darse un “voltio” antes de llegar al Obradoiro. “Como conozco la ciudad y viví allí cuando estudié la carrera, quise pasar por la zona de las facultades, por las plazas… me apetecía saborear el momento”, asegura. El ourensano corrió 115 kilómetros en 12 horas y 15 minutos, con un importante desnivel (2.700 metros en total). La experiencia, única: “Lo disfruté mucho, sentí mucha paz y tuve mucho tiempo para reflexionar”.