Cardín Toraño: 'El azabache tenía un componente mágico, ya reconocido en Roma'

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Ángel Cardín Toraño (Infiesto, Asturias, 1942), licenciado en Ciencias Económicas y profesor universitario jubilado, es autor de la obra de divulgación 'El azabache y su cultura en la Península Ibérica', que es el resultado de 20 años de estudios, en los que el autor ha recorrido miles de kilómetros para conocer la historia, las piezas y la economía relacionadas con esta piedra semipreciosa, cuya producción está estrechamente ligada con Santiago de Compostela y la Ruta Jacobea, pero también tuvo su sello en Ourense, con reputados artesanos, y otras ciudades gallegas.


Lo más destacado del azabache es su carácter mágico, que ya era reconocido por el historiador romano Plinio. En la Edad Media, los judíos, los mahometanos y los católicos creían que las piedras de azabache les defendían del mal de ojo y la existencia del mal de ojo era reconocida por los más destacados teólogos de la Iglesia católica, como Santo Tomás o San Agustín. En cuanto a las razones que motivaron que se considerara el azabache un buen remedio contra el mal de ojo, una de ellas puede ser el descubrimiento hecho por Ptolomeo, de que se cargaba eléctricamente, como el ámbar.
¿Por qué razón escribe este libro?
Hasta ahora no se había escrito ningún libro sobre el azabache desde 'Azabaches compostelanos', de Osma, en 1916. El trabajo que ahora presento pretende ser un tratado más ámplio.

Es el resultado de dos décadas de investigación bibliográfica, de visitas a minas, laboratorios y museos, y de ordenación de diversos materiales y piezas. En sus páginas, se recorre desde el azabache prehistórico en la península, la herencia romana, la difícil época del paso al Renacimiento, a causa de la alquimia, la explosión de su uso con el Camino Jacobeo o su situación actual, entre otros aspectos.

Es precisamente con el Camino cuando se convierte en una pieza importantísima por ese carácter mágico, y desde el siglo XV al XVIII se venden millones de piezas. De hecho, de esa especial relevancia de la industria del azabache da fe el hecho de que exista en Santiago una calle de azabacheros y una plaza de la azabachería. En el momento álgido del Camino en la Edad Media se llegaron a contar hasta 20 talleres con alrededor de 200 trabajadores.

Se trata de un libro primorosamente editado por Xerais, que cuenta con una magnifica maquetación, muchas fotografías -hasta 80 de las piezas más representativas repartidas por los museos de toda España y Portugal- y dibujos originales. Se compone de 11 capítulos independientes, siendo el más extenso el dedicado a la relación del azabache con el Camino Jacobeo, por su especial relevancia.

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