El alcalde acusó al PP de 'coacción' cuando el portavoz se plantó a su puerta a la espera de explicaciones

Los casos judiciales tensan la relación política en la ciudad

El Concello de la ciudad vivió ayer una mañana atípica, con ciertas dosis de esperpento.
De fondo estaba la noticia, conocida el jueves, de que la concejala de Benestar Social, Marga Martín, se personaría -ayer lo hizo formalmente- en la investigación judicial que se sigue en el juzgado sobre la ayuda a domicilio y el bulo de su eventual detención -falso porque Martín apareció a última hora de la mañana subiendo a pie las escaleras del Consistorio-, una supuesta noticia que corrió como la pólvora por las instalaciones municipales dentro de cierta psicosis derivada de las últimas detenciones de la operación Pokemon. No obstante, fueron las formas más que el fondo las que generaron un nuevo desencuentro entre el gobierno municipal socialista y el PP.

El portavoz popular, Rosendo Fernández, que a primera hora había solicitado por escrito que el alcalde, Agustín Fernández, convocase una junta de portavoces para hablar de las 'imputacións xudiciais tanto de políticos como de funcionarios' y de servicios como la ayuda en el hogar, se presentó a mediodía ante la puerta de la Alcaldía para pedir personalmente esa información; porque 'un traballador municipal' le confirmó que el regidor le atendería 10 minutos más tarde, aunque pasado ese tiempo le comunicaron que el encuentro no se produciría. Comenzaba así una espera del portavoz popular ante la puerta de la Alcaldía que se prolongó durante más de tres horas, en las que estuvo acompañado a veces por uno y otras por varios de los concejales del PP.

Mientras, Agustín Fernández acusaba al 'popular' de usar la 'coacción para que o reciba' y de 'tentar montar un xolgorio'. El regidor explicó después, tras una breve reunión con Fernández cuando salía del Concello, que está dispuesto a recibir a los portavoces de los grupos municipales 'pero nunca baixo ameazas'.

Agustín Fernández instó al líder de la oposición a 'respectar o ordeamento xurídico' y a tener 'educación', concluyendo que 'en ningún caso trate de forzar e coaccionar dunha maneira inaxeitada unha mera entrevista co alcalde, que a terán en calquera momento e cando a soliciten, pero usando o procedemento adecuado'. Curiosamente, también Rosendo Fernández acusó al alcalde de 'mala educación' al 'exercer un desprezo incalificable cara ós 21.524 ourensáns que votaron ó grupo maioritario desta cidade nas pasadas eleccións'.


MÁS 'ACTOS'

En medio de este cruce de declaraciones, la mañana dio para algunos 'actos' más. Con la puerta de la Alcaldía cerrada a cal y canto y Rosendo Fernández plantado fuera, el concejal José Ángel Vázquez Barquero también tuvo un pequeño papel. Salía de un encuentro con el alcalde cuando recriminó a Fernández que estuviera 'montando un numerito que no beneficia ni a la ciudad ni a la institución'. El objetivo de esta escena era, según le espetó Barquero al popular, 'desviar la atención de los problemas que tiene el PP'. Mientras, Rosendo Fernández se limitaba a afirmar que únicamente buscaba una explicación del alcalde sobre la judicialización de la vida política municipal.

Minutos después, la que aparecía en escena era la concejala Marga Martín, que explicó que se había personado en la mañana de ayer en el juzgado que investiga la gestión de la ayuda a domicilio y reiteró una vez más que 'no tiene nada que ocultar' y así se lo explicará al juez.

En torno a las tres y cuarto de la tarde, el alcalde abandonaba el Concello. A su lado salía el portavoz del PP preguntándole qué había ocurrido en el Concello. El regidor le contestó que ya se reunirían pero que había sido 'unha xornada normal de traballo'. Lo que no puede negar el alcalde es que fue de lo más peculiar.

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