El proyecto educativo Galauda, impulsado por la Secretaría Xeral de Política Lingüística, ha permitido que un centenar de alumnos de cuatro institutos catalanes aprendan la lengua y cultura gallega, como asignatura optativa, durante el presente curso académico. Los 26 alumnos del IES Sant Just Dervern que han elegido esta opción en su currículo académico visitaron ayer la ciudad, donde mantuvieron un encuentro con estudiantes de secundaria del IES As Lagoas.
El coloquio giró, fundamentalmente, en torno a la situación lingüística que se vive en ambos lugares, aunque también hubo tiempo para otros aspectos culturales, como la gastronomía, el paisaje y la música tradicional. Las inevitables comparaciones avivaron el debate en un auditorio donde las expresiones de sorpresa eran unánimes en ambos grupos. Los alumnos catalanes, que ya llegaron a Galicia el domingo pasado, se sorprendían por hechos sintomáticos como que no los atendiesen en gallego en las tiendas y restaurantes. Por su parte, los alumnos ourensanos se mostraban confusos al comprobar que sus compañeros catalanes fuesen bilingües. 'Estudiamos casi todas las asignaturas en catalán y podemos expresarnos indistintamente en uno u otro idioma, al contrario de lo que se cree aquí', les explicaba una de las alumnas.
Los tópicos fueron derrumbándose poco a poco, a medida que avanzaba el debate y se intercambiaban las experiencias de uno y otro lado. La diferente situación sociolingüística en ambas regiones quedó patente en las conclusiones, aunque también el hecho de que la protección de las lenguas minoritarias no tiene porque ir, necesariamente, en detrimento de la lengua común.
Otra de las conclusiones fue que el futuro de ambas lenguas camina por senderon diferentes. Mientras que la mayoría de los alumnos de Cataluña afirmaron hablar catalán tanto dentro como fuera de su centro educativo, los estudiantes ourensanos aseguraron que la utilización del gallego se circunscribía, básicamente, a las horas semanales de las asignaturas impartidas en este idioma.
El encuentro se completó con una exhibición musical de cuatro alumnos del centro de As Lagoas, integrantes de la Real Banda de Gaitas de Ourense, que interpretaron varias piezas dedicadas a los estudiantes catalanes. La ocasión fue aprovechada para explicar pormenorizadamente la historia y composición de los trajes tradicionales, así como del propio instrumento. Tras el encuentro, los estudiantes catalanes de gallego hicieron un recorrido turístico por la ciudad, donde visitaron con un guía del Concello los monumentos patrimoniales más destacados y las termas, además de disfrutar de la gastronomía, para saciar sus ansias de 'pulpo, empanada y caldo' porque 'es la primera vez que comemos bien fuera de casa'.
Los tópicos fueron derrumbándose poco a poco, a medida que avanzaba el debate y se intercambiaban las experiencias de uno y otro lado. La diferente situación sociolingüística en ambas regiones quedó patente en las conclusiones, aunque también el hecho de que la protección de las lenguas minoritarias no tiene porque ir, necesariamente, en detrimento de la lengua común.
Otra de las conclusiones fue que el futuro de ambas lenguas camina por senderon diferentes. Mientras que la mayoría de los alumnos de Cataluña afirmaron hablar catalán tanto dentro como fuera de su centro educativo, los estudiantes ourensanos aseguraron que la utilización del gallego se circunscribía, básicamente, a las horas semanales de las asignaturas impartidas en este idioma.
El encuentro se completó con una exhibición musical de cuatro alumnos del centro de As Lagoas, integrantes de la Real Banda de Gaitas de Ourense, que interpretaron varias piezas dedicadas a los estudiantes catalanes. La ocasión fue aprovechada para explicar pormenorizadamente la historia y composición de los trajes tradicionales, así como del propio instrumento. Tras el encuentro, los estudiantes catalanes de gallego hicieron un recorrido turístico por la ciudad, donde visitaron con un guía del Concello los monumentos patrimoniales más destacados y las termas, además de disfrutar de la gastronomía, para saciar sus ansias de 'pulpo, empanada y caldo' porque 'es la primera vez que comemos bien fuera de casa'.
