Los militares desplegados en los montes dentro de la "Operación Centinela" pasaron 238 avisos de incendio a los efectivos de extinción. También socorrieron a vecinos ante la cercanía del fuego a sus propiedades.
Cien soldados de la Brilat (Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable) patrullan desde mediados del pasado mes de julio los montes de la provincia, dentro de la llamada "Operación Centinela", para prevenir la proliferación de incendios forestales. Durante este tiempo, los militares pasaron un total de 238 avisos a los efectivos de extinción para que acudieran lo más rápido posible y evitar que se propagaran las llamas por el monte.
Los soldados van dotados de cartografía relativa a cada municipio, prismáticos, cámaras de fotos, teléfonos, ordenadores y GPS. Desde hace dos años, también apoyan su vigilancia en drones que, según los datos facilitados por la Brilat, resultan más efectivos a la hora de localizar un incendio. Del total de 238 avisos, los aparatos dieron 119.
El terreno lo tiene dividido por zonas con nombres de rapaces. Así está el área azor, en la que están integrados los municipios de Melón, Lobios, Muíños, Calvos de Randín, Baltar y Cualedro, además de otros del sur de la provincia de Pontevedra. Por otro lado, está el área halcón, que comprende los ayuntamientos de Chandrexa de Queixa, Manzaneda, Pobra de Trives, Vilariño de Conso, Laza, Viana do Bolo, A Gudiña, Riós y A Mezquita. Después está el área aguila, pero esta ya afecta a las provincias de Pontevedra y A Coruña.
Los municipios ourensanos no fueron escogidos al azar, los militares centra en ellos su vigilancia al ser considerados zonas de máximo riesgo de incendio dado los fuegos que se vienen registrando un verano tras otro.
Los soldados comenzaron a patrullar tras lograr un acuerdo con la Consellería de Medio Rural y, desde el pasado 15 de julio, llevan recorridos, en el área azor, 21.670 kilómetros, y en la denominada halcón, 19.669. Los drones en que se apoyan hicieron un recorrido durante este tiempo de 899 kilómetros.
Pero lejos de los datos estadísticos facilitados por el Ejército de Tierra, los militares desplegados en la provincia realizan otras tareas de forma desinteresada y voluntaria. Su función es avisar de un fuego y dejarse ver entre la población para causar un efecto disuasorio entre los pirómanos, pero desde que comenzó la operación ayudaron a vecinos a retirar animales ante la cercanía del fuego a sus casas, a mojar y refrescar el terreno para que las llamas no llegasen a depósitos de combustible, garajes o viviendas. Incluso llegaron a parar el coche y proporcionar información a conductores sobre un determinado lugar o ayudarle a arreglar el vehículo tras sufrir una avería.
Dentro de la vigilancia, cada pueblo que visitan son bien recibidos. Los vecinos son conscientes de su labor solidaria y no es la primera vez que le abren las puertas. En la última semana, las patrullas desplegadas en Trives, además de los incendios, buscan a la octogenaria desaparecida del geriátrico de la villa.
La semana pasada recibieron el apoyo de su jefe, el general Luis Cebrián, que inspeccionó su trabajo en la lucha contra el fuego.
