César Iglesias Grande: "El virus los pilló desprevenidos, se tardó en poner todo en marcha"

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" Vinieron cuando pudieron, pero tardaron en hacerlo y en dar los resultados (de los test)", afirma el presidente del Patronado de la Fundación San Carlos

El coronavirus ha puesto en jaque a la Residencia San Carlos de Celanova a las puertas de conmemorar el 20 aniversario de la constitución de la fundación (septiembre de 2001) con 64 positivos por coronavirus, 18 trabajadores y 46 usuarios, de los que tres han fallecido. El patronato de la fundación San Carlos está formado por un grupo de vecinos de la localidad ("Os patróns son persoas honorables pero de escasa capacidade de execución e executiva", llegó a decir de ellos el presidente de la Xunta Alberto Nuñez Feijóo en la comparecencia donde anunció la creación de un centro integral para atender a las personas de residencias -incluida la de Celanova-que habían dado positivo), donde el párroco César Iglesias ejerce de presidente y donde tiene representación el Concello de Celanova a través de la figura de su alcalde.

¿Cómo está la situación en el seno de la familia San Carlos?
La situación está más tranquila. Menos mal que se va poniendo la cosa a punto. Al principio se les hizo cuesta arriba en el centro de Os Milagros porque no conocían a nadie y eso requiere un tiempo de rodaje. Ahora hay varios médicos, alguno que estuvo en Celanova y que conoce ya algunos usuarios, y poco a poco van observando y haciéndose en el trato con las personas allí trasladadas. Por lo general, en las conversaciones que tenemos con la dirección del centro, nos dicen que los mayores están bien, avispados.

¿Y en la residencia de Celanova?
Ahora se va teniendo más medios para atender a las personas. Se ha pasado mal cuando uno lo que quiere es que todo esté bien. El pueblo se volcó, hubo muchas personas, voluntarios que acudieron a echar una mano y también apareció personal para atender las bajas, se volcó el Ayuntamiento con el alcalde al frente y el personal al servicio de la causa. La gente ofrecía cosas para defenderse contra el virus, las empresas donaron material y mismo los de la UME (Unidad Militar de Emergencia) fueron muy atentos y se hizo una limpieza en orden. Hubo un apoyo grande de la gente y de las instituciones.

¿Cómo se enteraron del primer positivo?
Fue una señora que se encontró mal y, al dar positivo en Ourense, se trató de que vinieran aquí a ver cómo estaba la situación y hacer los test a los demás. Al parecer había pocos (test), se hicieron las primeras pruebas a 11 personas y 12-13 trabajadoras, pero se tardó en dar los resultados.... Vinieron cuando pudieron, pero tardaron en hacerlo y en dar los resultados.

¿Qué medidas tomaron desde la residencia para tratar de frenar al virus?
La primera señora que falleció tenía 93 años, no creo que fuera por el virus, aunque dio positivo. El problema estuvo en que se tardó en poner en marcha todo, los pilló desprevenidos. Para cuando llegaron las medidas fuertes (el confinamiento a partir del 14 de marzo), la residencia ya llevaba días sin visitas (se prohibieron a principios de marzo). Se tomaron precauciones, se consiguieron trajes, mascarillas, había guantes, alcohol,... pero cuantas más cosas hubiera, mejor. Esto es un problema grave de país, en Galicia tardó más en entrar el virus. No había medios para defenderse y el Concello vino a ayudar. Ahora es llevadero, ojalá vaya mejor y los moradores estén lo mejor posible. Pero tenemos que pensar que alguno se morirá porque son personas mayores, están cascados. Aunque también hay casos y casos, hay una persona de 102 años que está muy fuerte y se mantiene.

¿Temen que les acusen de alguna irregularidad?
No tenemos porque tener preocupación, con los medios que había hicimos lo que pudimos. Pedimos auxilio y fuimos los que conseguimos lo de Os Milagros en aquel momento. Hablamos con la Fundación San Rosendo y, desde el primer momento, mostró su colaboración para poder usar las instalaciones. Ya veremos después cómo es aquello para pagar (en referencia al coste económico).

¿Cómo recuerda aquel primer fin de semana tras conocerse el contagio masivo?
(La voz se le entrecorta) Con pena. Fue mucho y el personal cayó también. Las que quedaron hicieron demasiadas horas seguidas, cogieron aquello con esfuerzo, con ilusión y entusiasmo para que no les faltara de nada a los mayores. Entraban a las siete de la mañana y salían a las diez de la noche. Ahora está mucho mejor, queda mucha menos gente aquí y ya se les atienden más organizadas. 

En Celanova siguen quedando personas que han dado positivo, ¿por qué?
El centro de Os Milagros es una residencia de válidos, por eso se decidió dejar en Celanova a algunos usuarios. Allí no hay grúas para los cuidados de las personas que no se pueden mover. Pero están separados (en plantas distintas) y el personal toma todas las precauciones. 

¿Qué les diría a las familias de los trasladados que se quejan de la falta de información desde Os Milagros?
El mensaje que podemos transmitir a las familias es que, en general, la gente está contenta. Fue un bonito detalle que el otro día nos pidieran desde Os Milagros radios para los usuarios y, a través del Concello, se les mandó eso y también tebeos para entretenerse. Hay que tener en cuenta que llegaron allí y el recibimiento no fue como es debido. Todo aquello se montó desde cero, no había nada, ni calefacción, ni teléfonos,... hubo que adaptarse a la situación y poner todo en marcha. Lo que me interesa es que el grupo mejore y que esté atendido. A las familias se les irá comunicando la situación en la que se encuentran sus familiares y seguro que se establecen momentos en el día para que se pueda llamar.n 

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