El programa de acogimiento familiar de Cruz Roja baja por la crisis pero hay 'conciencia social'

Cincuenta familias miden la solidaridad con los menores

En Ourense, 54 familias han decidido abrir las puertas de sus hogares para acoger, a través del programa que desarrolla Cruz Roja, a niños y jóvenes que, por diferentes circunstancias, no tienen un entorno estable en el que vivir
Detrás de familias desestructuradas, padres y madres sin recursos o aquellos que no se sienten con fuerzas para cuidar de sus hijos, quedan los menores que, por estas circunstancias, pasan a una difícil situación. Cruz Roja, a través de su Proyecto de acogimiento familiar, trata de proporcionarles un hogar y un entorno propicio para su atención y desarrollo.

En Ourense, 54 familias participan en este programa, de las cuales 17 tienen algún menor en su domicilio y nueve están en espera, según datos de Cruz Roja Ourense. Los 26 restantes se encuentran en un período de 'espera voluntaria'. Esto significa que, tras un tiempo de acogida, necesitan un respiro o que sus circunstancias han cambiado y, por el momento, no pueden recibir a un menor en sus hogares, según explica Sonia López, trabajadora social de Cruz Roja en la ciudad.

Aunque el número de familias acogedoras ha descendido- en 2010 eran 65- sigue existiendo una importante conciencia social al respecto. Todo pese a que para poder pasar a formar parte de esta 'gran familia' es necesario superar cuatro fases. 'Primero se realiza una entrevista sociológica, otra psicológica y una visita al domicilio', señala López, todo para garantizar que, realmente, es un entorno óptimo. No se exigen requisitos específicos en cuanto a edad o renta, sólo que sea una familia estable en la que todos los miembros deben estar de acuerdo en formar parte del proyecto.

Apoyo y asesoramiento
Antes de acoger a un menor en casa el último paso es recibir formación para actuar ante la nueva situación. Además, el equipo de Cruz Roja respalda y ofrece asesoramiento a las familias siempre que éstas lo requieran.
Este apoyo se hace más que imprescindible en el momento de separarse de esos pequeños que, de una manera u otra, han pasado a formar parte de sus familias. Las duraciones de las acogidas varían en función de las circunstancias que rodean al menor. En el caso de los bebés de renuncia que van a ser adoptados ronda las seis semanas. Asimismo, hay acogidas por periodos vacacionales, fines de semana, de forma esporádica o hasta que cumplan la mayoría de edad.

Ya sean bebés o adolescentes, dure le convivencia semanas, meses o incluso años, lo que se repite acogida tras acogida es un gran acto de generosidad, según coinciden las familias.

RITA RAÑA: 'Os nenos dan moito máis do que ti aportas ás súas vidas'

Rita Raña, Alejandro Lodeiro y Antía y Nerea Lodeiro forman una de las familias que participan, desde hace cerca de ocho años, en el proyecto de Cruz Roja. En este tiempo, por su casa de Beade han pasado tres recién nacidos y dos hermanos ya adolescentes. Hoy tienen con ellos a un joven de 16 años y no descartan, si es necesario, recibir a otro recién nacido.

'Coñecín o programa de acollida nunha reunión de mulleres en Santiago', explica Rita Raña, que no dudó en proponérselo a sus padres. Ellos fueron los primeros en lanzarse a esta aventura e inmediatamente llegaría su turno. 'Chamáronme pola mañá dicindo que buscaban casa para un bebé, á hora do xantar reunímonos e a decisión foi rápida e unánime, acollimos', explica la madre de la familia.

Por aquel entonces sus hijas ya habían dejado la infancia atrás. 'Xa case non lembraba como se cambiaban un pañal', bromea Rita Raña, aunque cierto es que a muchos les cuesta comprender las motivaciones que pudo tener para embarcar su vida en una rutina agotadora ya superada. 'Os nenos danche moito máis do que ti lle podes aportar durante o tempo que están contigo', aseguró, rotunda.

Aquel primer bebé volvió con su madre, un momento en el que los sentimientos se mezclaron. Por un lado, 'foi moi duro ter que separarnos del'; sin embargo, se contagiaron de la felicidad del reencuentro. Tanto es así que, a día de hoy y, en la medida de lo posible, todavía mantienen el contacto.

Después de la primera experiencia 'enganchámonos'. Antía Lodeiro, la pequeña de las hijas, asegura que nunca le supuso un problema compartir su hogar con otras personas y en un futuro incluso le gustaría tomar el relevo de sus padres.

Esta familia de O Ribeiro no piensa dejar de desempeñar esta labor social, un gesto desinteresado que muchos no serían capaces de realizar.

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