La ciudad duplica los estándares de polución recomendados por la OMS

photo_camera El paso de la borrasca Celia por toda la Península y por Galicia ha provocado la llegada a Ourense de una lengua de polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, que está tiñendo de naranja el cielo de la provincia y de otros puntos del país. 
Tanto en partículas como en dióxido de nitrógeno, Ourense está a la cabeza de las ciudades gallegas en contaminación

La ciudad de Ourense está a la cabeza de Galicia en contaminación del aire, y, aunque no está aún  dentro de parámetros  alarmantes, los más de 100.000 habitantes de la urbe conviven por encima de los umbrales recomendables por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la mayor contaminación de todas las ciudades de su entorno, tanto en la proliferación de partículas en suspensión de mayor tamaño (PM10) como dióxido de nitrógeno(NO2).

 En Ourense, que tiene una importante carencia de zonas de medición (solo hay una, situada en la calle Eulogio Gómez Franqueira), el tráfico de vehículos y, en concreto, la particular orografía de la ciudad, son las responsables de estos elevados índices según los expertos, que también sugieren que la ausencia de más casetas de medición impide conocer si estos episodios  se deben a esa zona concreta de la ciudad o  es extensible a toda la urbe.

 Según los datos de calidad del aire de Meteogalicia y del Observatorio de Sostenibilidad, Ourense es, después de una de las estaciones de A Coruña -situada junto a la Torre de Hércules- el segundo punto de la comunidad con mayor proliferación de P10, partículas en suspensión  (polvo, cenizas, partículas metálicas o polen) mayores de hasta 10 micras, y la 14ª ciudad de España (de un listado de 80 urbes)  en este apartado. 

España sitúa el límite de concentración anual de estas partículas en 40 microgramos/m3, siguiendo la línea de lo que fija la Unión Europea. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un límite mucho más bajo, 20 microgramos/m3, que Ourense incumple sistemáticamente.  Cerró 2021 con un índice 25,6, colocándose como la segunda estación con el nivel más alto de las 41 que miden la calidad del aire en Galicia. Solo A Coruña, con una media de 31 microgramos/m3, supera el caso ourensano. Estas cifras rebasan con creces la media de las ciudades españolas analizadas por el Observatorio de Sostenibilidad (OS), situada en 19  microgramos/m3. El índice de partículas en suspensión se mantuvo en 2021 similar a 2020, año del estallido de la pandemia (25,6), y superior a años anteriores, como 2019 (23,9) o 2018 (24,4). 

En cuanto a la presencia de dióxido de nitrógeno (NO2), contaminante tóxico cuya principal fuente es el tráfico motorizado, la media nacional en 2021 fue de 16,3 microgramos/m3,  pero llegó a  19,2 en Ourense ciudad, superando la cifra de  2020, pero lejos de niveles prepandemia, cuando el nivel rondaba los 25. En este apartado, de las 41 estaciones gallegas, solo  A Grela (A Coruña) y  Coia (Vigo) tienen índices más altos. En todo caso, Ourense dobla los niveles recomendados por la OMS, que establecen la concentración anual de NO2 en  10 microgramos/m3.

La razón de estos elevados niveles “se debe a un régimen climático muy específico”, al estar Ourense orográficamente situada en un valle, “lo cual favorece la concentración de contaminantes al permanecer estables grandes masas de aire sobre su área urbana”, según el OS. 

Susana Bayo, física y meteoróloga de Telemiño, cree que hay que tener en cuenta la orografía y la ubicación de la caseta de medición del aire. “Está en una vía con muchísima circulación en la que pasan muchos autobuses.  Las personas que viven allí sufren esa calidad del aire, pero quizás no es representativo de  toda la urbe”, comenta la meteoróloga.

La calima multiplica por 20 las partículas en el sur provincial

El polvo sahariano -o calima- asociado a la borrasca Celia, que ya ayer afectó a numerosas zonas del centro y sur de España,  llegó a Galicia, y en especial a Ourense, la provincia más afectada de la comunidad, tiñendo de naranja el cielo y empeorando la calidad del aire, en algunos puntos hasta niveles de alerta. En la ciudad, se llegaron a multiplicar por seis los niveles máximos de partículas en suspensión que establece  la UE, al llegar a las 18,00 horas hasta un pico de 254 microgramos por metro cúbico (40 es el máximo establecido por la UE). 

En el sur de la provincia, la situación fue peor, con nivel “pésimo” del aire, al llegar en Laza a más de 800 microgramos y en Xinzo a casi 700, hasta 20 veces por encima de lo recomendado. 

Este episodio de calima, que según Susana Bayo alcanzará su pico hoy por la mañana, está motivado por la borrasca Celia,  anclada en el Golfo de Cádiz, desde donde impulsa los vientos intensos procedentes del desierto del Sáhara, muy cargados de polvo, ya que en el desierto están soplando vientos con intensidad. Y ese polvo en suspensión viaja por niveles bajos de la atmósfera hasta la Península. “Es un evento raro, que habrá que analizar, pero que podríamos encuadrar en la situación de cambio climático, con prudencia”, añade Bayo.

Las agencias meterológicas llamaron a extremar las precauciones, por la afección a nivel circulatorio y respiratorio. Hugo Gómez, neumólogo del CHUO, recuerda que el aumento de partículas “empeora las patologías respiratorias crónicas de nuestros enfermos” como asma, EPOC, fibrosis pulmonares o incluso afectando a los fumadores activos en general. 

Las recomendaciones son “airear menos la casa, evitar ejercicios físicos al aire libre, adecuada hidratación para evitar que se resequen las vías respiratorias y utilizar el tratamiento”. En la calle, la mascarilla es “fantástica” para filtrar las partículas y evitar que se depositen en el aparato respiratorio.

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