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La ciudad tiene en venta medio centenar de edificios enteros

El envejecimiento de la población o las herencias consolidan este comportamiento en el mercado

No solo se venden pisos o casas, sino edificios enteros. La ciudad tiene en estos momentos no menos de medio centenar de inmuebles que están pendientes de comercialización desde el bajo a la cubierta. El envejecimiento de la población, la emigración juvenil —eventual compradora de las viviendas— o la enajenación de activos procedentes de las herencias son alguna de las causas por las cuales los inmuebles esperan cambio de propietario. Barrios de las afueras, pero también casco histórico o Progreso muestran letreros con el reclamo de que se vende íntegra la propiedad.

Jorge Fernández, gerente de la inmobiliaria Metropole, reconoce que se trata de "edificaciones que han quedado en desuso y en las que hay que asumir importantes costes de rehabilitación y por eso deciden venderlas antes que rehabilitar". Reconoce que "no son fáciles de vender salvo que estén en centro y puedan ser destinados a hotel o vivienda turística". 

Algunas operaciones se han hecho en la ciudad comprando inmuebles para equipamientos turísticos. En la calle Reza se construye en un hotel sobre un antiguo edificio en ruinas; en la calle Ervedelo, un bloque de apartamentos turísticos y en As Burgas acaba de empezar una obra similar. Todas ellas rehabilitando antiguas edificaciones en desuso. Jorge Fernández también recuerda que la caída del plan de urbanismo del 2003 —y la recuperación del anterior, de 1986— ha dejado algunos espacios sin edificabilidad y, por lo tanto, "algunas inversiones sin  sentido".


Intervenciones integrales


La mayoría de esos inmuebles carece de servicios esenciales como garaje o ascensor y requieren intervenciones integrales. El sector ha crecido notablemente en los últimos años, pero restaurar aún resulta caro para muchas economías familiares. Según datos del Ministerio de Fomento, hace diez años había unos 60 inmuebles en rehabilitación en la ciudad y casi 250 en la provincia. El último dato habla de casi un centenar en el casco urbano y 258 en la provincia. Solo en el 2013 había 127 en la capital, año récord. Antonio de Olveira, de la empresa Cdeoca, que comercializa también este tipo de propiedades, precisa que "todo se vende si tiene un precio razonable" y en la mayoría de los casos el cliente interesado "no suelen ser familias, sino inversores que luego alquilan o venden las viviendas". Pero también reconoce que la crisis inmobiliaria, de la que quedan rescoldos, "provocó un cambio de tendencia".

Fomento certifica, efectivamente, que la piqueta se ha detenido. En el año 2000 en la provincia se habían demolido 109 edificios, pero 17 años después solo se cuantificaban 43. Rodrigo Vidoz, empleado de una agencia inmobiliaria de la ciudad reconoce que "el mercado interesado en estas propiedades es reducido y en ocasiones la compra se hace para tirar y construir de nuevo porque sale más barato" y permite rediseñar los espacios de otra forma.


Conservación


En todo caso, hay lugares en los que el planeamiento urbanístico obliga a la conservación de algunos elementos, sobre todo fachadas. Es el caso de la zona histórica o Progreso. Ahí, según fuentes municipales, al menos una decena de proyectos de rehabilitación están en fase de ejecución conservando la estructura del inmueble.

Un portavoz de la inmobiliaria Sila indica que en la mayoría de los casos, "la venta de edificios es compleja porque suelen tener precios bastante elevados y el mercado que puede estar interesado suelen ser constructoras para rehabilitar, pero también para tirar y edificar en su lugar".

Fuentes del sector reconocen que "hay muchos más edificios íntegros a la venta de lo que parece, no todos tienen el cartel". La ciudad, pero también muchas zonas de la provincia están viendo como envejecen mal alguno de sus más significativos edificios. La edad no perdona. 


Ayudas, la medida más socorrida


La Administración reconoce que la situación es grave y que es complejo borrar la imagen de edificios enteros que aparentan caerse. En la mayoría de los casos la medicina es la misma: ayudas a la rehabilitación. La Xunta tiene en marcha planes o iniciativas como el Rexurbe que intenta taponar esas vías de agua. Los ayuntamientos más pequeños no suelen tener ese tipo de ayudas, aunque se pueden establecen convenios con la Xunta. Ciudades como la de Ourense tienen sus propios programas. Sin ir más lejos hace unos días se aprobaron las bases de la convocatoria las subvenciones para rehabilitación de edificios y viviendas en las Áreas de Regeneración y renovación urbanas (ARRU) del Concello de Ourense, dotadas con un presupuesto de millón y medio de euros.

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