Una de las señas de identidad de la provincia es su envejecimiento y por lo tanto la cantidad de personas que superan los 65 años. Los datos oficiales indican que hay más de 20.000 que viven solas. Cada vez queda menos gente en las aldeas y se concentra en entornos de villas y la ciudad, mientras la cifra no deja de crecer porque en el año 2011 eran algo más de 18.000 los que vivían solos, un 7% menos que a día de hoy.
Es muy difícil revertir esta situación, por no decir que ya es imposible en esta provincia, pero al menos deberían de intensificarse las medidas de protección, ayuda y cuidados a estas personas que en la mayoría de las situaciones, imaginamos, viven solas a su pesar.
Es lo mínimo que podemos hacer, en justa correspondencia por lo que los mayores han hecho por nosotros. Además, es lo justo ya que si no somos capaces de retener a los jóvenes, al menos cuidar a los mayores.