En el año 2000 el cementerio de San Francisco fue declarado Bien de Interés Cultural, lo que exige el máximo grado de preservación hacia un monumento donde no solo reposan los restos de cientos de ourensanos, sino la memoria de una ciudad y parte de una provincia.
Lo último que sabemos es que el cementerio de San Francisco está muy deteriorado como consecuencia de la falta de mantenimiento y la dejadez del Concello de Ourense, una vez más.
Son muchas las ciudades que tienen hacia sus camposantos el respeto que se merecen, que es tanto como decir que se respeta a las almas que ahí descansan. Pero esto, claro, es metafísica para los responsables de su cuidado y mantenimiento.
Ya sabemos que en entre las lápidas no se capta ningún voto, y perdón por el humor negro, que es lo único que suele interesar a políticos de corto alcance, como es el caso. Nadie, tampoco, va a lanzar un SOS sobre cómo está el camposanto porque sus moradores ya solo viven en espíritu, y perdón de nuevo por la comparación fácil. Organizaciones como la Asociación de Amigos del Cementerio claman por una solución a este déficit de San Francisco. Algo es algo, que no es poco, aunque no sea todo.
