Otra vez el casco histórico de Ourense es actualidad y otra vez para mal. Los últimos datos señalan que la mitad de sus viviendas están vacías y que el 60% de los edificios están en mal estado o en ruinas y apenas 80 de 900 bajos están ocupados.
A esta situación no se ha llegado en unos días, es la suma de muchos factores que se han sumado en las últimas décadas: la iniciativa privada no invierte porque no ve en la zona una oportunidad para habitar y montar un negocio, y porque el Concello de Ourense ha ido dejando que se caiga, en un ejercicio más de inoperancia.
Transformar esta realidad va a ser compleja y desde luego será lenta. No corresponde ya a esta corporación ni al mínimo gobierno de máximo coste, teniendo en cuenta lo que cobran y lo que gastan.
Cualquier intervención en la zona deberá empezar tras la corporación que se constituya a partir de mayo. Hasta entonces, cuidado con pasear por la zona, a ver si va a caer un cascote encima. Es a lo único que nos invita este gobierno municipal.