Los okupas han llegado también a la vieja locomotora de la estación Empalme. El monumento ferroviario sirve de cobijo a gentes sin hogar o sencillamente a quienes se toman el patrimonio ajeno como propio. En este caso el estado de abandono de la vieja máquina del tren, fabricada en 1927 y que dejó el servicio en 1968, anima a toda esta gente a tomarla como suya.
Son muchos los elementos privados y públicos que están a expensas de estas situaciones en la ciudad. El Concello de Ourense, siempre el Concello de Ourense, prometió hacerse cargo de la restauración y nada se ha hecho. Son tantas las grietas en la gestión del municipio y tanta la desidia para actuar que hoy es la máquina del tren, pero podría ser la plaza de abastos de A Ponte, que no son capaces de abrir, la plaza de abastos de As Burgas, cuyas obras concluyen pero sin traslado de los placeros, como el entorno de la emblemáticas fuentes hecho un pedregal, la vieja cárcel que se cae y tantos ejemplos más.
Por lo tanto, que la máquina del tren de A Ponte sea cobijo de okupas es solo la consecuencia natural del abandono y la despreocupación de la ciudad. Eso sí, con dos calles en el centro arregladas. Todo está bien entonces.
