EN LA CIUDAD

Claveles en alto para Fátima

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photo_camera Los asistentes a la ofrenda de las madres alzaron sus flores al comienzo de la ceremonia, en el santuario de Fátima

El santuario de Fátima, en O Couto, acogió ayer a los numerosos fieles que participaron en la ofrenda de las madres, antesala de la procesión de las antorchas que se celebra esta noche, a partir de las 22.45 horas

Un reguero de fieles llenaba Ervedelo una hora antes de que se iniciase la ofrenda floral de las madres que ayer se celebró, a las 16,00 horas, en el santuario de Fátima. El templo mariano acogió a madres y abuelas de la ciudad, que comenzaron la ofrenda levantando sus claveles mientras entonaban el "Toma Virgen pura, nuestros corazones, no nos abandones, jamás, jamás".

El cardenal Carlos Amigo presidió la ofrenda que sirve de antesala a la procesión de las antorchas que se celebrará hoy, a partir de las 22,45 horas. Fueron los niños los primeros en tomar el protagonismo del acto, con una lectura a las madres: "Mamá, nunca podré olvidar tu empeño y tanta pasión en decirme 'Sueña, sueña, que lo que sueñes serás'", dedicó uno de los pequeños.

En esta ocasión, una joven recién confirmada tomó el testigo de los niños, después de que el antiguo párroco de Fátima, don Antonio, interpretase una canción en honor a la Virgen. "Tú serás, madre querida, de mi alma limpio espejo", leyó la joven, para dar turno a la ofrenda de las madres, la más extensa. En ella se quiso recordar a "todas las madres, las que están junto a ti en este templo, Señora de Fátima, y las que dejaron de estarlo porque se fueron junto a ti al cielo, pero dejaron sus huellas en él".

En esta lectura cabían todas, "las que lloran la pérdida de un hijo, o las que sufren con ellos la droga, el terrorismo o el paro". También hubo mención para las "maltratadas" y para "las que no tienen qué dar de comer a sus hijos". Finalmente, llegó el turno de las abuelas, que como madres de madres también quisieron rendir homenaje en esta ofrenda.

El cardenal Carlos Amigo cerró el acto ensalzando el papel de los hijos y el sacrificio que pueden llegar a hacer por las madres. "Hoy podemos coronar de flores a la Virgen porque antes, su hijo llevó las espinas", dijo. Tras estas palabras, las madres y abuelas ourensanas depositaron sus flores en el templo. 

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