La vida sigue igual en la crisis de Democracia Ourensana, con cinco de los siete concejales cada vez más convencidos de que la relación en el grupo ha llegado a un punto de no retorno por la controvertida gestión que el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, realiza de los recursos económicos de su partido, sin rendir cuentas y esconder el destino del dinero.
Conseguir explicaciones convincentes era el objetivo de los cinco concejales de DO que han cuestionado el proceder de Jácome, lo que llevó a los siete ediles que conforman el grupo a celebrar una reunión en un céntrico hotel de la ciudad y tras la cual las dos partes declinaron hacer valoraciones públicas, aludiendo a un "pacto de silencio" que, sin embargo, rápidamente rompería Jácome (que a su salida del hotel solo dijo con tono vacilón que recomendaba el establecimiento) a través de su altavoz habitual, sus perfiles en las redes sociales, hablando de "una más de las rutinarias reuniones del partido".
Mensaje que sorprendió al sector crítico, desde el que dejan claro que "ni fue rutinaria ni nada, sino que nos quedamos igual que estábamos porque no aclaró nada, seguimos igual que estábamos, queriendo solo conocer el medio en que trabajamos y peleando por que haya transparencia".
Aunque se trató de aparentar cierta normalidad, lo cierto es que la tensión está a flor de piel, como atestigua gente del Concello de Ourense, donde se escuchó una acalorada conversación a gritos entre Gonzalo Pérez Jácome y Miguel Caride.
Con la confianza totalmente resquebrajada en el seno de DO, queda por ver hasta qué punto están dispuestas a estirar la cuerda ambas partes, con un Jácome que apenas tiene el respaldo de Armando Ojea y que está cada vez más acorralado por su negativa a ejercer como un líder transparente.
Ante esto, desde el sector crítico siguen sin cerrar la puerta a ningún escenario futuro. Todos coinciden en que en cualquier momento se pueden precipitar los acontecimientos. Una bomba de relojería a punto de estallar.