LR- La mesa de contratación del concurso convocado por el Concello y la Confederación Hidrográfica para escoger la asistencia técnica que redacte un estudio de ubicación para la depuradora se reúne el viernes. Presidida por el alcalde, Francisco Rodríguez, de esta reunión saldrá el nombre de la empresa encargada de buscar un nuevo emplazamiento para esta instalación, actualmente en situación ilegal. Al concurso han concurrido siete empresas, y en el pliego de condiciones se contemplan nueve alternativas.
El viernes se desvelará una de las incógnitas tendentes a solucionar el problema de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Reza. Será a las 12,00 horas cuando se reúna la mesa de contratación del concurso, convocado el pasado 15 de junio, para la redacción de un estudio de alternativas de emplazamiento de la citada instalación.
El encuentro, que estará presidido por el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, desvelará el nombre de la empresa encargada de este buscar emplazamiento para la nueva depuradora que construirá la Confederación Hidrográfica, de entre las siete que han participado en la convocatoria (Fulcrum S.A, Xesmega, Applus Norcontrol S.L.U, Tranor Tratamientos del Norte S.L, Saitec Ingenieros, Metacortex e Idom S.A). El concurso tiene un presupuesto de licitación de 87.750,51 euros y fija un plazo máximo de ejecución de tres meses.
Cabe recordar que el pliego de condiciones técnicas que elaboraron el Concello y la Confederación Hidrográfica contempla nueve posibilidades, como mínimo, de ubicación. Éstas serían frente a la actual depuradora, en Reza (margen derecha del Miño); en paralelo a la actual (incluyendo mejoras); aguas arriba de la existente; en la misma parcela que ahora, pero aguas abajo; incorporando la zona de la curva de la carretera; cerca del parque de acceso a Outariz; en la margen derecha del Miño, a la altura del núcleo de Ronchín; y, finalmente, en la margen izquierda del río, ya en el término municipal de Barbadás, en terrenos contiguos a la carretera de Cortegada.
La actual depuradora, decla rada ilegal en noviembre de 2006 por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, fue inaugurada en 1993 por el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. En aquel momento se prometió a los vecinos de la zona que el sistema de tratamiento no generaría olores. Pero las casas, en muchos casos a menos de 200 metros (el reglamento de actividades molestas, nocivas e insalubres exige más de 2.000 metros de distancia), comenzaron a notarlo, sin que el Concello consiguiese paliar este problema.
El encuentro, que estará presidido por el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, desvelará el nombre de la empresa encargada de este buscar emplazamiento para la nueva depuradora que construirá la Confederación Hidrográfica, de entre las siete que han participado en la convocatoria (Fulcrum S.A, Xesmega, Applus Norcontrol S.L.U, Tranor Tratamientos del Norte S.L, Saitec Ingenieros, Metacortex e Idom S.A). El concurso tiene un presupuesto de licitación de 87.750,51 euros y fija un plazo máximo de ejecución de tres meses.
Cabe recordar que el pliego de condiciones técnicas que elaboraron el Concello y la Confederación Hidrográfica contempla nueve posibilidades, como mínimo, de ubicación. Éstas serían frente a la actual depuradora, en Reza (margen derecha del Miño); en paralelo a la actual (incluyendo mejoras); aguas arriba de la existente; en la misma parcela que ahora, pero aguas abajo; incorporando la zona de la curva de la carretera; cerca del parque de acceso a Outariz; en la margen derecha del Miño, a la altura del núcleo de Ronchín; y, finalmente, en la margen izquierda del río, ya en el término municipal de Barbadás, en terrenos contiguos a la carretera de Cortegada.
La actual depuradora, decla rada ilegal en noviembre de 2006 por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, fue inaugurada en 1993 por el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. En aquel momento se prometió a los vecinos de la zona que el sistema de tratamiento no generaría olores. Pero las casas, en muchos casos a menos de 200 metros (el reglamento de actividades molestas, nocivas e insalubres exige más de 2.000 metros de distancia), comenzaron a notarlo, sin que el Concello consiguiese paliar este problema.
