Las concesiones en precario cronifican servicios arcaicos en Ourense

La inexistencia de un contrato en vigor en las principales concesiones del Concello de Ourense, un mal que lejos de controlarse se está expandiendo al entrar hace un par de semanas en este listado la limpieza viaria y recogida de basura tras la finalización de la prórroga de dos años que el gobierno municipal había aprobado -bajo el argumento de preparar con tiempo el nuevo pliego todavía en el cajón-. Esta situación provoca que se cronifiquen servicios a la ciudadanía arcaicos, lejos de los estándares de calidad que se presuponen a estas alturas del siglo XXI. Las soluciones, además, no se esperan en un corto período de tiempo y la propia Alcaldía lo reconocía contestando al PSOE sobre la preocupación de estos por las obras en la red de abastecimiento y saneamiento en el núcleo de Palmés, cuyos vecinos esperan desde hace lustros por alcantarillado. "Será contemplado no pliego de auga”, responde de forma escueta el regidor a los socialistas, dejando claro que pese a que el contrato venció hace tres años y medio, el expediente sigue en fase de elaboración. Mientras, la red de saneamiento y abastecimiento de la ciudad arrastra también importantes deficiencias que precisan una inversión de calado que debe tenerse en cuenta también para la futura concesión. En un escenario similar está el servicio de transporte urbano, que este mes de mayo cumplirá siete años con el contrato caducado y que condiciona, entre otras cosas, las rutas que se ofrecen a los viajeros, con un diseño que no responde a los cambios que ha experimentado la ciudad, con “puntos negros” como el nuevo complejo cultural de San Francisco o los barrios de O Couto y Remedios, sin conexiones dignas. El gobierno municipal confesó recientemente que no ha elaborado todavía las futuras líneas y que no sabe cómo canalizar las propuestas vecinales y de los grupos políticos. También presenta un estado obsoleto la flota de autobuses, algo que pese a lanzar el Concello un concurso para comprar 40 nuevos autocares seguirá sin solución rápida, al no haber todavía una adjudicación y tener la fabricación unos plazos de entre ocho y 12 meses. Vehículos sin USB, wifi, una app que permita conocer dónde están en tiempo real o paneles informativos de otra época completan la cara más amarga de este servicio público. Tampoco sale muy bien parado el control del estacionamiento regulado (en precario desde 2016), con unos parquímetros que obligan a introducir una cantidad exacta de dinero al no dar cambio, dando problemas frecuentemente el servicio de pago con tarjeta. Mientras, los conductores pagan en Ourense unas de las tarifas y multas más elevadas de toda Galicia. Otro servicio caducado desde el mandato anterior es de la regulación semafórica, que repercute directamente por ejemplo en la falta de un control de acceso al Casco Vello mediante cámaras de vigilancia o en que la ciudad cuente con un material anticuado, sin sensores inteligentes que se convertirían en un gran aliado para mejorar las políticas de movilidad y reforzar la seguridad. Los problemas del Concello con las concesiones no se circunscribe solo a prestar servicios obsoletos, sino que otros han desaparecido por completo, como el préstamo de bicicletas, pese a que el alcalde prometió que serían eléctricas. Por ahora, nada de nada.