Conciliar, una misión imposible

La vuelta al trabajo imposibilita la conciliación de muchas familias ourensanas, que se ven obligadas a hacer equilibrios para no dejar solos a sus hijos. Cambiar el turno laboral o recurrir a los abuelos, con la consecuente preocupación por su salud, se convierten en las pocas opciones para los protegenitores. La futura apertura de los centros educativos en la fase 2 para atender a los menores de 6 años –en caso de que ambos progenitores trabajen– tampoco supone una solución en muchos casos. "Os nenos, aínda que sexan maiores de 6 anos, non poden quedar sós, eu teño unha nena de 9 e non está para quedar soa, está claro", explica Mónica Iglesias, presidenta del ANPA del Colegio de Seixalbo. A la espera de conocer más detalles sobre el protocolo de actuación de la fase 2, los padres se adaptan, como pueden, a las circunstancias. María Fernández, madre de tres niños, temía la vuelta al trabajo desde el inicio del confinamiento. "Trabajamos los dos, y que se queden ellos solos es totalmente inviable", explica. Después de barajar opciones, tuvo que recurrir a su madre para el cuidado de los pequeños: "Tuvo que venir mi madre por la mañana, es la única solución, aunque no es la mejor". Mientras ella cuida a los pequeños procuran mantener las medidas de seguridad e higiene, y evitan el contacto, en la medida de lo posible. "Con mucho control y distancia, y evito que ellos vayan a casa de los abuelos, viene solo ella por las mañanas, por las tardes ya está mi marido", apunta. "Os nenos, aínda que sexan maiores de 6 anos, non poden quedar sós, iso está claro", explica Mónica Iglesias Otra opción para conciliar es cambiar el turno en el trabajo, si existe esa posibilidad. "O único que podiamos facer era que eu cambiara o horario. Meu marido é profesor, ata agora non tiñamos ningún problema, pero como é parte do equipo directivo agora ten que ir varias mañás ao centro educativo. Así, eu estou pola mañá na casa e el pola tarde", explica Mónica Iglesias, que pone de manifiesto el difícil momento que atraviesan las familias estos días: "Ademais de que os nenos pequenos non poidan estar sós, como fas un seguemento de que sigan facendo as cousas do colexio?", se pregunta. "Tuvo que venir mi madre a atender a los niños, es la única solución, aunque no la mejor", dice María Fernández Las familias se mantienen a la espera de conocer más detalles sobre la reapertura parcial de los centros a partir del inicio de la fase 2. "Aínda non se nos comunicou como vai ser, polo de agora forma parte do plan da desescalada, pero pouco máis sabemos", apunta Iglesias. María Fernández, por su parte, defiende la posibilidad de campamentos bajo los parámetros de seguridad e higiene necesarios. "Si lo hacen de forma responsable, yo creo que es viable. Ojalá todo mejore pronto", afirma. Falta de espacio Las familias se enfrentan, desde el principio del confinamiento, a la necesidad de adaptar su domicilio a las necesidades de los pequeños, que estudian y juegan dentro de la vivienda. "Agora mellor que xa poden saír fóra, pero aínda así... Nós vivimos nun piso de 70 metros cadrados e somos catro. O salón, a cociña e o dormitorio son os únicos espazos que temos para traballar, facer os deberes, xogar...", explica Henrique García, padre de dos niñas de 10 y 6 años. La falta de espacio complica la convivencia: "Ao final sempre escoitas a alguén, sempre hai ruído, é complicado ter silencio cando somos tantos e, por tanto, tamén é difícil concentrarte cando tes que facer algo. Nós puxémoslles unha zona para que estén solo elas facendo os seus deberes do cole". García reflexiona sobre la dificultad de ayudar a los pequeños en la realización de sus tareas escolares: "Hai xente que ao chegar do traballo ten que poñerse a facer os deberes cos nenos porque non son capaces de facelos sós. Claro que podes contactar cos profesores, pero non é o mesmo". Los colegios reabren para las nuevas matriculaciones Los centros educativos abrieron ayer sus puertas después de mes y medio para iniciar la etapa de nuevas matriculaciones y para prepararse para la fase 2 –tareas de desinfección, preparación de aulas, dispositivos de gel...–. Para evitar aglomeraciones, las familias son atendidas con cita previa en las instalaciones. En colegios como Maristas, la dirección ha preparado en el hall un circuito de entrada y salida para mantener las distancias de seguridad en todo momento dentro del centro. "Polo momento tivemos poucas familias, sete ou así, máis ou menos. Atendemos cada media hora porque non temos tanta demanda, e así tamén aseguramos que non haxa aglomeracións", explica Daniel Lorenzo, director del IES Otero Pedrayo. El personal del centro atiende al público a través de un cristal, lo que permite reducir los riesgos de posibles contagios. "Como agora só son os novos matriculados, non hai problema para atendelos. En xullo arranca a matriculación dos alumnos, e a ver que situación hai para aquela e como facemos, porque aí si vai haber moita máis demanda, claro", reconoce Lorenzo.