Eduardo Vázquez Martul: “Creo que a todos los médicos nos gusta pintar; lo hacemos en nuestro trabajo"

Un médico nunca termina su formación, pero lo cierto es que el patólogo ourensano Eduardo Vázquez Martul, ex jefe de Anatomía Patológica del CHUAC, cuenta con más tiempo libre desde su jubilación, en 2014. Así, compagina la profesión con su otra pasión, la pintura. Hoy, inaugura a las 20,00 horas en la Sala Valente su primera muestra, compuesta por 45 de sus óleos. ¿Cuándo empezó a pintar? Siempre me gustó pintar. Yo creo que a casi todos los médicos nos gusta, porque pintamos en mayor o menor medida en nuestro trabajo. Yo me dediqué toda la vida a la Medicina, no puedes dedicarte a ella a medias tintas, pero desde que me jubilé rellené ese vacío rescatando la pintura. ¿Tiene mucha obra? Tengo muchísima. Aunque no me dedicaba de lleno a ello, empecé a finales de los 80, no de forma continua. Cuando la actividad del hospital me lo permitía, o cuando estaba con mucho estrés, iba a un taller y vaciaba el estrés. Algunos años a lo mejor no iba nada, otros sí. Y claro, así vas acumulando obras, ¡hasta tengo debajo de las camas porque no hay más espacio! Es su primera exposición. Sí, nunca pensé en exponer. La “culpa” de esto la tienen varios grandes amigos de Ourense, que venían a mi casa y veían tanta obra que me incitaron a exponer. Creyeron que debía hacerlo y me animé. En total son 45 cuadros. ¿Está nervioso? La verdad es que nervios no tengo, es algo que tienes cuando estás ansioso o tienes miedo, pero no tengo miedo porque pinto por placer. No voy a competir con nadie, ni conmigo mismo. Dos de mis amigos son muy entendidos en pintura y yo me dejo llevar. Al principio pensé “cómo voy a exponer”, pero luego me dejé llevar. ¿Se parecen en algo la pintura y su profesión? Yo hago fotografías por mi profesión, soy patólogo, y creo que es una de las bases de la pintura. En mi trabajo, tengo que ver imágenes y compararlas para llegar a un diagnóstico. Constantemente miro imágenes por un microscopio, y eso te crea un hábito y una facilidad. ¿Cuál es su método? Normalmente pinto paisajes o cuadros costumbristas que provienen de fotografías que voy sacando en mis paseos. Creo que facilita muchísimo, porque al encuadrar ya estás escogiendo algo que te llamó la atención, te anima a buscar colores, formas… Ese es el proceso que sigo normalmente. También hay algún bodegón, pero tengo muchos paisajes. ¿Y rostros? De momento tengo algunos a carboncillo, porque el rostro, captar la expresión, es quizás el punto más difícil. La exposición le permitirá volver a Ourense. ¿Viene a menudo? Sí, porque me gusta mucho la ciudad. Nací en Lamas Carvajal y siempre paso por esa calle y miro hacia arriba, donde vivía. Ourense es la gran desconocida, y es una pena, tiene mucho potencial turístico.