Tribunales

El crimen del bar Novo está listo para el jurado

La fiscal reclamó la apertura de juicio oral en una comparecencia

El  homicidio que le costó la vida en febrero de 2020 al hostelero del casco antiguo Evaristo Morín, más conocido como “Joaquín”, no entrañará grandes dificultades para el jurado popular que determinará el destino del inculpado en este crimen, Jonatan R.P. Contrariamente a lo que suele ocurrir en este tipo de delitos, el acusado reconoce que degolló a la víctima en el transcurso de una pelea en el bar Novo cuando le fue a comprar cocaína y este último no quiso darle cuatro gramos sino dos porque le debía dinero de adquisiciones anteriores. Aunque tras perpetrar el crimen trató de ocultar su presencia, borrando posibles vestigios, una vez detenido en mayo de ese año, se mostró colaborador: reconoció su participación en el delito e incluso se mostró arrepentido.

En la comparecencia celebrada ayer en el juzgado para cerrar la instrucción y así dar paso a la apertura del juicio oral ante el tribunal del jurado, no mostró oposición y su letrada no pidió nuevas pruebas. Esta circunstancia implica que el asunto pasa ya a la Audiencia de cara a su posterior enjuiciamiento con un jurado popular  (no es posible una conformidad por la elevada petición de pena). Este será el el próximo caso con jurado en Ourense de cara al próximo curso judicial.

La fiscal del caso reclama 12 años de prisión. El inculpado, en su escrito de defensa, se limita a reconocer los hechos,  contemplando varias atenuantes de la responsabilidad penal, pero sin poner números a la pena de cárcel, en donde está el procesado desde que fue detenido por la Policía Nacional.

El crimen sucedió pasadas las nueve de la noche del 4 de febrero del pasado año. El acusado, que residía en Celanova, llamó por teléfono al hostelero para comprarle droga, tal como había hecho en ocasiones anteriores. El bar de la calle Colón ya estaba cerrado pero Evaristo concertó allí la cita. Antes de salir de casa, el acusado cogió una pistola detonadora propiedad de su suegro y desconectó el móvil.  Evaristo solo le dio dos de los cuatro gramos que le pidió porque le debía dinero. Ese fue el punto de fricción porque Jonatan  no quiso irse sin la sustancia estupefaciente que pretendía llevarse. La fiscal, en su escrito de acusación, mantiene que el inculpado le dio un empujón a la víctima, quien cayó al suelo,  intentando coger un cuchillo que estaba encima del serpentín de la barra. “El acusado con ánimo de atentar contra su vida y con la intención de causarle la muerte le sujetó la mano y le pegó con la pistola que portaba en la cabeza”, asegura la fiscal.

La muerte se produjo cuando  el inculpado colgó una botella de cristal del suelo, la rompió y con el gollete se la clavó varias veces en el cuello. La sección de la vena yugular le ocasionó la muerte.

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