Los análisis del laboratorio arqueológico dilucidarán los secretos del yacimiento rupestre de la aldea de Armeá, en Allariz, que podría convertirse en el primer santuario relacionado con el culto castrexo de Galicia.

El culto castrexo asoma en Armeá

Manuel Losada, vecino que descubrió el complejo rupestre, señala parte del yacimiento. (Foto: MARCOS ATRIO)
Las excavaciones arqueológicas emprendidas en la aldea de Armeá, ubicada en la parroquia alaricana de Santa Mariña de Augas Santas, podrían convertirse en el único santuario gallego de la época castrexa.
Los trabajos sobre el terreno dirigidos por el arqueólogo del Campus de Ourense, Adolfo Fernández, rematarán la próxima semana su primera fase de reconocimiento y recopilación de documentación para posteriormente analizar en el laboratorio. Los hallazgos más significativos, en forma de pequeños vestigios de cerámica fragmentada, así como la documentación gráfica recogida, serán llevadas a la Universidade de Vigo para analizar.

En esta segunda fase de laboratorio, será cuando se dilucidará el uso y finalidad de uno de los yacimientos castrexos más extensos del noroeste peninsular. 'As primeiras excavacións xa nos fixeron descartar o uso habitacional do enclave, polo que cada vez toma máis forza a hipótese de que se trate dun lugar de culto castrexo correspondente ó século I d.C', apunta Fernández. De tomar cuerpo esta sospecha, el yacimiento castrexo de la aldea de Armeá se convertiría en el único santuario de esta época localizado en Galicia. Sin embargo, todavía quedan muchos dudas pendientes de resolver, como la divinidad a la que supuestamente estaría dedicado el santuario. A finales del presente año ya podrían estar descubiertos algunos de los principales secretos escondidos bajo el monte de Armeá, aunque la financiación será otro de los talones de Aquiles del proyecto, ya que la primera fase de las excavaciones está siendo financiada por el Concello de Allariz y el Consello Social de la Universidade de Vigo.

Las dimensiones tampoco son baladíes, ya que, a pesar de haber actuado sobre una zona de unos 1.000 metros cuadrados, los arqueólogos desconfían que el yacimiento podría formar parte de un complejo dedicado a los rituales y oraciones de culto entre cinco y seis veces más grande. Estas teorías se basan en que Armeá fue la sede de una de las ciudades castrexas más grande del sur de Galicia. El Laboratorio de Patrimonio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CSIC), dirigido por el arqueólogo Felipe Criado, destaca la importancia de las intervenciones en este yacimiento rupestre por ser una de las 'grandes sorpresas del año', ya que se desconocía totalmente su existencia.


HALLAZGO CASUAL

El descubrimiento de esta pequeña joya de la Edad de Hierro fue totalmente casual cuando el vecino de la localidad, Manuel Losada, se disponía a buscar unos marcos enterrados. La casualidad hizo que golpease una piedra pulida, por lo que continuó excavando mientras seguía sacando a la luz unas escaleras y varias estructuras del complejo. En la actualidad, los únicos yacimientos que se conocen de estas características están en el norte de Portugal.

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