Damián Varela comenzó a interesarse por la magia de niño, y siguió estudiando esta disciplina hasta convertirse en “El Mago Deimi”, que encontró un estilo particular gracias a las grandes dosis de humor con las que adereza sus espectáculos. Vivir de lo que siempre le gustó es su gran orgullo, a pesar de todas las dificultades del camino, en el que ahora se cruzó la pandemia de coronavirus.
¿Cómo se encuentra el sector desde la llegada de la pandemia?
Es una lotería, un mes tienes cuatro o cinco bolos y justo una semana antes se te pueden venir dos abajo, mantener las actuaciones ya es un logro dadas las circunstancias. Estos últimos dos años están siendo muy complicados para el que vive de esto. Sin embargo, la magia es a día de hoy un recurso potente y eficaz con la pandemia, porque el público puede estar sentado y disfrutar del espectáculo con unas condiciones seguras. La gente goza el show incluso teniendo que llevar la mascarilla puesta en todo momento.
¿Es muy difícil vivir de la magia?
Ahora mismo, con la pandemia, yo tengo un segundo trabajo porque sería imposible vivir solo con la magia. Conozco a magos que no lo pasaron muy bien, dependían del número de actuaciones y se les vinieron muchas abajo, es muy difícil vivir de este mundo.
¿Cómo definiría su estilo?
Yo no concibo la magia sin humor, me encanta maridar la magia, el humor y la música. No se trata solo de sorprender, no me considero un mago elegante, pero sí que me considero un mago que transmite mucho, a mí me funciona, la gente responde muy bien, y si el público está contento, yo más. Lo que más me gusta es la cartomagia, pero empleo todo tipo de técnicas en las actuaciones.
¿Qué es lo que más gusta al público?
Los juegos que más sorprenden son los visuales, la magia de apariciones, con fuego, las levitaciones… también funcionan muy bien las situaciones cómicas y la interacción con el público, que es fundamental para mantenerlo conectado al espectáculo.
¿Son buenos los magos gallegos?
En Galicia hay muy buen nivel de magia, tanto profesional como amateur. Hay gente que no actua de forma profesional y que tiene una destreza impresionante, y también hay, en el terreno profesional, magos increíbles, conocidos y no tan conocidos.
