Análisis

Una desescalada diésel y sin turbo en Ourense

OURENSE (RÚA DO PASEO). 18/04/2020. OURENSE. Iniciativa del periódico La Región de apoyo al comercio local de Ourense. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Las actividades del sector servicios, las que más dificultades tienen para recuperar el nivel de ventas anterior a la crisis del coronavirus. (FOTO: ÓSCAR PINAL)
El Gobierno ha establecido los criterios de la "nueva normalidad". Desde el punto de vista económico, en la provincia el motor irá al ralentí y la actividad de los sectores será muy débil en todas las fases anunciadas.

Concreción. Eso es lo que se pide después de que el Gobierno anunciase sus fases de desescalado. Interpretando las medidas anunciadas de modo sucinto, la velocidad de recuperación será escasa y la nueva normalidad podría teñirse de nueva incertidumbre. La lentitud en la recuperación de actividades tan vitales en Ourense como el comercio o la hostelería pueden provocar situaciones graves de cierres y desempleo. Las vísperas no son buenas: el histórico retroceso de un 5,2% en el Producto Interior Bruto (PIB) en España en el primer trimestre presagia una crisis de imprevisibles consecuencias en toda España. ¿Cómo se adaptará y qué consecuencias tendrá en la provincia el calendario de desescalada? Estas pueden ser algunas.

Escenario actual

Como consecuencia de la paralización económica desde marzo las actividades se han deteriorado tanto que es difícil aventurar escenarios de recuperación. En Ourense el paro señala su senda alcista —como acaba de anticipar la Encuesta de Población Activa (EPA)—, las cotizaciones a la Seguridad Social  han bajado de forma obvia y hay más de 17.000 trabajadores afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Desde el punto de vista positivo, algunas actividades industriales han retornado y los polígonos se encuentran a un 60% de su capacidad.

La Fase Cero

Desde la semana que viene los comercios podrán abrir con cita previa y los bares y restaurantes solo para servir comidas para llevar. La ciudad cuenta con algo más de 3.000 establecimientos comerciales, de los cuales el 77% son del sector minorista. En el gremio se interpreta que en esta fase serán muy pocos los locales que abran sus puertas. Y, en cualquier caso, la apertura se hace con todas las dudas sobre el volumen de ventas y la rentabilidad del negocio.

La Fase Uno

A partir del 11 de mayo se meterá una marcha más en el proceso de desescalada. El comercio podrá seguir abierto guardando todas las medidas de seguridad y las terrazas de hostelería, aunque limitadas a un 30% de ocupación. En el comercio hay en la actualidad en torno a 12.000 afiliados a la Seguridad Social en el régimen general y 5.500 autónomos. La hostelería cuenta con 5.200 cotizantes al régimen general y 2.500 autónomos. Difícil que la exigua incorporación a la actividad pueda estimular el regreso laboral en lo que queda de año. Algunas actividades sí podrán notar cierto empuje: los concesionarios de coches podrán abrir con cita previa, lo cual permite el retorno de trabajadores y facilita la reapertura de fábricas. La matriculación de vehículos en Ourense cayó en marzo un 67,6% y en el trimestre acumuló un descenso del 27,6%. Fuentes del sector de la distribución de automóviles no solo dan por perdido el año sino que la caída de ventas a final de ejercicio puede ser del 30%, aunque se recupere en el último trimestre de este ejercicio. Las fábricas de piezas de coches, que emplean a 2.000 personas en la provincia tienen a la mayoría de su personal en ERTE. Cierto que algunas han programado la apertura, pero lenta y al mínimo de empleo.

La Fase Dos

En la última semana de mayo algunas actividades pueden ganar en intensidad. Los bares podrán cubrir el 30% de su aforo y la atención se podrá hacer en mesa, no en barra. Con ello el sector ya ha confirmado que los eventuales ingresos apenas compensarán los gastos de apertura. Dada la tipología de negocio en Ourense, se calcula que un 60% "irán muy justos para no perder". Incluso algunas fuentes no descartarían un cierre patronal. Los locales pequeños (por ejemplo los de las zonas de tapeo) sirven sobre todo en la barra, que para esa fecha aún no podrá ser habilitada.

Fase Tres

El comercio minorista podrá abrir al 50% de su capacidad en junio, según el propósito anunciado por el Gobierno. Sin embargo, la repercusión laboral aún será muy limitada y el gremio se da por satisfecho si logra mantener la persiana abierta. Eso supone un importante efecto arrastre, sobre todo para el textil, el mayoritario entre las actividades comerciales de la provincia. La industria del sector en Ourense emplea a más de 3.500 personas, que podrían volver de forma gradual a sus puestos, pero el porcentaje de empleo que regresaría será "anecdótico" hasta bien entrado el verano, "pero este año está totalmente perdido", dicen las empresas del sector. La hostelería seguirá trabajando en esa fase con más intensidad, pero será incapaz de recuperar el ritmo de compra de suministros que tenía antes de la crisis del coronavirus porque la demanda ha caído. Alimentos frescos, pescados o carnes se venderán más, pero apenas compensarán los meses de parón y la desescalada prevista, con ritmos muy desiguales. Las ceremonias este año están suspendidas, con la consiguiente merma de ingresos para el sector y para el impulso de actividades secundarias que aprovechaban el verano.

Financiación

Pero la desescalada teórica puede darse de bruces con sectores económicos (sobre todo comercio y hostelería) esquilmados por la parálisis de actividad y con escaso músculo financiero para mantenerse. Los gastos se han mantenido y los ingresos han desaparecido, por lo tanto puede haber bajas importantes. Las administraciones han puesto en marcha medidas de apoyo a algunos sectores, pero son en su mayoría paliativas, de ayuda al pago de impuestos o condonación de parte de las obligaciones fiscales. Pero el sector terciario necesita vender y el mercado sigue remiso.

Confianza y contratos

La confianza de las empresas y los clientes ha caído en picado en el último mes en todos los países de la Unión Europea. Una retracción del consumo no haría más que sumar nuevos riesgos a la supervivencia empresarial, también en la provincia. Desde el punto de vista laboral, la contratación estacional ha desaparecido por este año, sobre todo en el sector servicios, pero también en la industria, cortando así un ciclo positivo que había arrancado a principios de año y que garantizaba una actividad en la industria manufacturera provincial desconocida en los últimos años.

La producción caerá

El PIB provincial, que llevaba varios ejercicios en positivo tras la crisis del 2008, se verá bruscamente frenado, como ya se ha demostrado con el indicador nacional. En el 2017 —último dato conocido— había sido de 6.441 millones de euros, con una subida de un 1,94% sobre el año precedente, marcando ya una tendencia descendente. En los dos anteriores los incrementos habían sido de un 4,27% y de un 2,8%. 

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