La sección segunda de la Audiencia Provincial de Ourense condenó a 10 años y seis meses de prisión a Florin P.P., un padre que agredió de forma continuada a su hija menor de edad, que en el momento de los hechos tenía siete años. Además, lo privó de la patria potestad, acordó la inclusión del ADN del acusado en la base de datos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y le impuso diez años de libertad vigilada.
La Sala considera probado que cometió los hechos desde “dos o tres años antes de diciembre de 2019, casi a diario, en el baño o en la cama que compartían”. El procesado vívia con la menor, nacida en 2010, y su hermano. De hecho, los tres dormían en la misma habitación.
Durante su convivencia, él la obligaba a realizarle tocamientos, además de felaciones en algunas ocasiones, diciéndole que “tenía que aprender para cuando fuese mayor”. Cuando la joven comenzó a expresar dolores y a manifestar ansiedad, su madre mostró gran preocupación. En ese momento, decidió llevarla al médico, dado que la mujer tenía sospechas de que su exmarido podía estar cometiendo abusos.
En la sentencia, los jueces indican que, cuando el acusado bebía alcohol, su hija “se ponía a temblar”. En el fallo relatan que cuando pasaba unos días de estancia con su madrina y con su padrino, quienes no tenían conocimiento de las agresiones sexuales que sufría, la niña “no quería volver para su casa y les pedía, llorando, estar más tiempo con ellos”.
Sin odio ni venganza
El tribunal subrayó además que en la declaración de la víctima “no se aprecia la presencia de ningún elemento que pueda ser considerado como acreditativo de una actuación motivada por la presencia de un ánimo de resentimiento, odio, venganza, o el interés en obtener con su declaración una ventaja”. Además, recalca que su testimonio, a lo largo de todo el procedimiento, es “uniforme, sin alteraciones ni introducción de hechos nuevos”, describiendo “la misma mecánica comisiva”.
