JUICIO

Cuatro e-mails incriminan a la mujer que contrató a un sicario

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photo_camera Sonia Coello Pinto, en el juicio que la condenó en 2013 por otro caso similar.

El fiscal pide 12 años de prisión para Sonia Coello pero la defensa alega problemas psicológicos

Hasta cuatro correos electrónicos conectan a Sonia Coello Pinto, una mujer condenada ya en 2013 por una proposición de homicidio contra otra expareja, con su avieso propósito: "Acabar con la vida de una persona". Todos ellos forman parte de la correspondencia intercambiada entre ella y el sicario con el que contactó en mayo de 2014 para que supuestamente matase a una mujer a la que puso en su punto de mirar por celos. Vio una novia donde sólo había una relación laboral en una empresa pequeña. "Estaba en la creencia de que R.V.F. mantenía una relación con M.A.C.B., con quien Sonia había mantenido una relación sentimental durante unos años y con el que había tenido un hijo", sostiene el fiscal. De hecho, la llegó a espiar para conocer sus costumbres y horarios.

En los mensajes que obran en el sumario, la procesada habla de propuesta de homicidio; de personas en reserva si el asesino a sueldo se echa para atrás y hasta del arma que emplearán, una pistola de descarga eléctrica de alto voltaje y baja intensidad que incapacita el sistema nervioso. Así, en un e-mail enviado el 10 de junio parece tenerlo todo claro: "Se hace todo con la Taser, que no mancha nada; al electrocutar en el cuello deja inconsciente y al darle varias veces en el pecho liquida".

En esos correos, según asegura el fiscal, habla de "acabar con la vida de una persona", pero con la opción de ampliar ("Te he explicado que hasta que no tengamos a la primera no sé si van a ser dos") a cambio de dinero ("Te di un pequeño adelanto como acto de buena fe"). El sicario, quien acabó confesando todo a la Policía Nacional por miedo, recibió un anticipo de 150 euros.

La inculpada llegó a enviar las instrucciones a su "asalariado" con todo lujo de detalles. Así consta en uno de los mensajes: "El trabajo son dos partes, coger a la persona y terminal(...); la primera se coge fácil porque va a un cursillo, no hay nadie y es tan fácil como estar esperando y, en el momento en que se acerque al coche, que lo hace siempre en el mismo sitio exacto, meterse con ella en el coche apuntándola y salir de ahí para esperarme en otro sitio. No hay posibilidad de error... con la Taser se la puede dejar inconsciente cuando se quiera, incluso terminar la faena sin manchar nada".

Tampoco parece tener problema en buscar el lugar donde actuar: "El sitio donde desaparece es perfecto, aquí hay mucho monte y bosque".

Coello Pinto, quien ya fue condenada por la Audiencia en diciembre de 2013 a tres años de prisión como autora de un delito de proposición para homicidio -a otra expareja-, contactó con el sicario, un ciudadano ecuatoriano residente en Palencia que buscaba trabajo, a través de la página "deppweb torcebollachan", ubicada en la llamada internet profunda, que exige para acceder determinados programas o software específicos.



Problemas psicológicos

La inculpada, que nunca quiso declarar ante la jueza instructora, tiene problemas psicológicos. El ministerio público le reconoce un trastorno adaptativo con síntomas depresivos y ansiosos por el que incluso, en la fecha en que ocurrieron los hechos, recibía tratamiento farmacológico y psicológico. Pero, según alega, sus problemas mentales "no disminuían ni anulaban su conciencia y voluntad".

Por esta razón, reclama la máxima pena por el delito de proposición para la comisión de un delito de asesinato al que le aplica la agravante de reincidencia.

No obstante, la defensa se agarra a un estudio pericial psicológico acordado por la jueza instructora que cuestiona sus capacidades mentales a la hora de entender la ilicitud de sus actos.

Sonia Coello fue detenida a las 09.47 horas del 23 de junio de 2014 cuando acudió a la estación Empalme a recoger al sicario, quien estaba compinchado con la Policía Nacional. En el coche llevaba una pala, un pico, botas de goma, un traje de agua; guantes y un dispositivo de descarga eléctrica de la marca Gallan Lion. El arma se comprobó en los laboratorios policiales que no funcionaba.

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